Las
obras que hoy comentamos y que acabamos de recibir no son de García Bacca, sino
que tratan sobre la figura y el pensamiento de Juan David García Bacca o
reseñan alguna de sus publicaciones.
Este
es el caso de nº 7, volumen II (correspondiente a octubre de 1943) de El Hijo Pródigo, la revista literaria
que se editaba en México, en el que aparece un amplio comentario de Los
Presocráticos, Jenófanes, Parménides y Empédocles que García Bacca acababa de
publicar en la colección “Textos clásicos de la Filosofía” de El Colegio de
México. Lo firma nada menos que Octavio Paz (1908-1998), el gran poeta mexicano
que recibió el Premio Nobel en 1990.
En él
afirma que leyendo cualquiera de los textos que nos ofrece tan generosamente
García-Bacca, se puede sospechar qué abismos nos separan de la Filosofía y cómo
jamás podremos tener una propia, mientras no seamos capaces de sufrirla, de
merecerla. Se refiere, por supuesto, a la distancia respecto a los griegos, ese
pueblo que, como afirmaba Nietzche, tenía sabios, mientras otros tienen santos.
Por ello,
para Octavio Paz la obra de García Bacca resultaba imprescindible, tanto para
los estudiantes de Filosofía como todos nosotros, dado que volver los ojos a la
cultura antigua, es intentar la reconquista de una visión unitaria que permite
contemplar al mundo con ojos humanos de poeta-filósofo y no de miope
especialista.
Lo
único que reprocha de la traducción de García Bacca es que se atenga más a la
exactitud filosófica y filológica que a la temperatura poética de los textos,
dado que la filosofía se inició como un desprendimiento de la poesía y no fue
hasta más tarde cuando logró expresarse en sus propios términos con total
independencia.
En 1966,
la Editorial Losada publicó en Buenos Aires la traducción al castellano de la
obra de la obra de Alain Guy, Les
philosophes espagnols d’hier et d’aujourd’hui. Époques et auteurs, con el título
Los filósofos españoles de ayer y de hoy.
Alain
Guy (1918-1988) fue un prestigioso filósofo e hispanista francés que ejerció la
docencia en la Universidad de Toulouse-le-Mirail. En el apartado de la obra que
comentamos, dedicado a la generación de la I Guerra Mundial, incluye a Juan
David García Bacca, del que afirma que fue un intelectual extremadamente
completo, destacando el hecho de que fuera el instaurador en España de la
Lógica matemática, así como su contribución a la Filosofía de las ciencias, sin
olvidar el hecho de que fue un “buen historiador de la Filosofía” y un
excelente traductor de autores clásicos.
Pero
la singularidad del volumen que hemos conseguido es que en su primera página
aparece una dedicatoria manuscrita que dice así: “Para papá en el día del
Padre. 19-3-76. Tu mujer e hijos”, seguida de las firmas de “Matuka”, Tomás,
Lourdes, Miguel Ángel, Monse y otra que no identificamos. Nos llamó la
atención, dado que regalar un libro de estas características en fecha tan
señalada sólo podía tener justificación si el destinatario era un filósofo.
Tras
una rápida búsqueda creemos que se trata de Ángel Rodríguez Bachiller
(1901-1983) que el 25 de octubre de 1920 ingresó en la Orden de Predicares, en
el seno de la cual se formó como filósofo en el Instituto Superior de Filosofía
de Lovaina y Teología y lengua hebrea en la abadía de Le Saulchoir (Kain). Estudió
después en el Angelicum de Roma, donde se graduó como doctor en Teología y, al
regresar a Españ, fue nombrado catedrático de hebreo en el Colegio de Santo
Tomás de Avila. Marchó después a Filipinas donde fue catedrático de Filosofía,
Griego y Hebreo en la Universidad de Santo Tomás de Manila, que regentan los
dominicos y allí se doctoró el Filosofía. Vuelve a España e inicia los estudios
de Derecho en la Universidad de Valladolid. Sus desavenencias con su orden le
llevar a pedir la secularización y comienzo a preparar oposiciones a cátedra en
Madrid, donde le sorprendió la Guerra Civil, militando en las filas
republicanas, alcanzando el empleo de Teniente de Artillería en la Escuela
Popular de Guerra de Lorca. Cae prisionero en 1938 y tras recorrer varias
cárceles, en 1940, es condenado a veinte años de prisión, aunque en 1943,
obtiene la libertad. Dos años después conoció a María Matilde Pérez Martínez,
una poetisa que firmaba como “Matuka Peris”, con la que contrajo matrimonio por
la Iglesia Evangélica del Redentor, con la que tuvo cinco hijos y con la que
terminaría casándose por la Iglesia Católica, tras lograr la definitiva
secularización en 1965. Fue un intelectual de gran prestigio internacional que el
francés, inglés, italiano, alemán, latín, griego, hebreo y sánscrito y tenía conocimientos
del húngaro, portugués, arameo, árabe y vascuence, a pesar de lo cual su obra
pasó desapercibida en España. Lo recordamos hoy, por esa feliz casualidad de
haber encontrado un libro que, sin duda, le perteneció y que ha llegado a nuestras
manos, en el que por cierto aparece subrayado en rojo las referencias a García
Bacca como religioso claretiano y exiliado.
Otra
obra que hemos conseguido es El
pensamiento español contemporáneo de Luis Araquistaín, también publicada
por Editorial Losada en Buenos Aires, en 1962.
Luis
Araquistáin Quevedo (1886-1959) fue un destacado político socialista, marino
mercante de profesión, pero también un intelectual de prestigio, autor de
numerosas obras. Diputado en las Cortes Constituyentes de 1931 y en las que le siguieron,
desempeñó el cargo de embajador en Alemania y, durante la Guerra Civil, en
Francia. Se exilió en el Reino Unido y posteriormente en Suiza donde falleció.
Su alusión
a García Bacca en el libro que comentamos es muy breve, pero por su curiosidad
merece la pena de ser reproducida: “El azar trae a mis manos un libro de David
García: Introducció a la logística,
Barcelona, 1934, 2 tomos, editado por el Institut d’Estudis Catalans; pero no
estoy bastante familiarizado con la lengua catalana, en que está escrito, y aún
menos con esta ciencia, para mí abstrusa y hermética, de la lógica algebraica,
que es el tema de la obra, y mal podría juzgar lo que apenas puedo leer ni
entender. Si lo menciono es sólo ara que se sepa que también en España se
trabaja en esa difícil especialidad filosófico-matemática”.
Evidentemente,
el libro aunque fuera publicado en 1962, lo había comenzado a escribir mucho
antes, como señala otro gran intelectual y político, D. Luis Jiménez de Asúa,
en el prólogo, tras cesar en la Embajada de España en París. En aquellos
momentos, García Bacca que entonces firmaba como “David García” era menos
conocido y Araquistaín sólo conocía entonces la obra que cita y comenta con
enorme sinceridad.
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