Hoy
celebra la Iglesia la solemnidad de Pentecostés, uno de los días más
importantes del año litúrgico, conmemorando la venida del Espíritu Santo sobre
los Apóstoles, cincuenta días después del Domingo de Resurrección.
Felicitamos
a todos nuestros lectores con la reproducción de esta tabla del antiguo retablo
de la colegiata de Santa María de Borja, que actualmente se puede admirar en su
museo.
El
cenáculo que según la tradición era el mismo espacio donde tuvo lugar la Última
Cena, fue representado por los hermanos Zahortiga, como un aposento de forma
hexagonal, muy similar al que aparece en otras tablas que tienen como protagonista
el templo de Jerusalén, un modelo tomado de la disposición característica de la
antiguas sinagogas.
Sin
embargo, a diferencia de los casos citados en los que pintaron dos ventanas en
cada lado (simbolizando a las doce tribus de Israel) aquí no hay vanos en la
paredes, probablemente, porque como refieren los Hechos de los Apóstoles,
tenían todas las puertas y ventanas cerradas por temor a los judíos.
En el
centro, sobre un estrado la Virgen, en torno a la cual se reunían a cerrar. De
pronto, se produjo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y
llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas,
como llamaradas, que se dividían, posándose encima de ellos. Se llenaron todos
de Espíritu Sano y empezaron a hablar en otras lenguas, de manera que la
multitud que acudió al oir el ruido, quedó desconcertada al comprobar que cada
uno les oía expresarse en su propia lengua. Había partos, medas, elamitas y
habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y
Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia, así como ciudadanos romanos y cada
uno les oyó hablar de las grandezas de Dios en su idioma. Comenzaba así la
misión de la Iglesia.
En la
tabla que comentamos se ven esas lenguas de fuego posándose en la cabeza de
cada apóstol, algunos perfectamente identificables, como San Pedro y San Juan a
izquierda y derecha de la Virgen, o Santiago con la concha de peregrino en su
sombrero. Sobre ellos, el Espíritu Santo en forma de paloma como
tradicionalmente se le representa.
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