Entre
las obras que acaban de incorporarse a nuestra biblioteca se encuentra La danza de los demonios, de la que es autora Esther Signer Kreitman (1891-1954), escritora polaca, hermana de
Bashevis Singer que fue Premio Nobel de Literatura en 1978. Escrita en yiddish, ha sido traducida al castellano
por Rhoda Henelde y Jacob Abecasís, y
publicada por Xordica Editorial, dentro de su colección “envistas”.
Se
trata de una novela autobiográfica en la que la autora, hija de un rabino,
refleja su propia infancia y juventud en la comunidad judía polaca en la que
creció y donde el papel de la mujer era muy limitado. Como resaltan los
traductores en el estudio introductorio, lo que subyace en la novela es el tono
desesperado de rebeldía, de protesta y de ansia por demostrar que una muchacha
también puede llegar a ser algo, como manifiesta Débora, alter ego de Esther. De
ahí que, en la revista literaria The
Jewish Quarterly, el prestigioso crítico Yaakov Wise llegara a preguntarse, en
2015, “¿No será Esther Singer Kreitman la primera feminista en la literatura yiddish?”.
El
Rolde de Estudios Aragoneses nos ha enviado la obra de Carlos Serrano Lacarra Una ciudad en la crisálida. Espacios de
Cultura. Espacios de Acción (Zaragoza, 1969-1979), que ha editado con el número 21 de su colección “Salvachinas”.
La
obra aborda la situación en la capital aragonesa en los precedentes a la
Transición y en los que la siguieron, centrándose en tres lugares emblemáticos
para algunas personas como el restaurante Casa Emilio, el café de Levante y el bar
Bonanza, en los que, como señala el autor, encontraron cobijo el diálogo, la
rebeldía y la creatividad.
Reseñamos
finalmente la obra Aragón. Excursiones a
lugares mágicos, de la que son autores Antón Castro y Eduardo Viñuales, que
nos ha regalado Ediciones Sua. Publicada el pasado año, constituye un
interesante recorrido por 30 destinos que, de alguna manera, están relacionados
con leyendas y relatos míticos. Por lo que respecta a nuestra zona uno de ellos
es Trasmoz, al que denomina “El pueblo maldito del Moncayo”; y el pozo de los
Aines en Grisel.
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