Dos
nuevas obras relacionadas con García Bacca se incorporaron ayer a nuestra
biblioteca. Una de ellas es Belleza y
Revolución, de Ludovico Silva, publicada en Valencia (Venezuela) en 1979.
Ludovico
Silva que era como firmaba Luis José Silva Michelena (1937-1988) fue uno de los
más destacados intelectuales venezolanos del siglo XX. A pesar de morir
relativamente joven dejó una amplia producción como filósofo, ensayista y
también poeta. Entre sus obras se encuentra esta recopilación de ensayos, dos
de los cuales abordan la figura de García Bacca, que fue su maestro en la
Universidad Central de Venezuela, donde él también ejerció la docencia.
Ludovico
Silva escribía muy bien y la lectura de este libro constituye una delicia dada
la claridad con la que expone su pensamiento en trabajos muy breves.
El
primer de los dedicados a García Bacca fue escrito a raíz de la publicación de
la obra Ensayos y Estudios, de la que le regaló “una precios edición en
pergamino, cantos dorados y estuche”, como testimonio de “una bella amistad
entre maestro y discípulo”. Agradece el obsequio, dado que “fue hecha en Milán
y circula muy estrictamente”. Nosotros disponemos de un ejemplar de la misma,
aunque no tiene los cantos dorados, ni está impresa en pergamino.
De
García Bacca afirma que es un filósofo, que filosofa en castellano “en el más
puro y diamantino de los castellanos que yo conozco” y además “es un pensador,
el más grande y agudo que tiene actualmente la lengua castellana”.
El
otro ensayo lleva por título “Nuestro filósofo fosforescente” y lo publicó a
raíz de la concesión del Premio Nacional de Literatura de Venezuela a García
Bacca. Constituye un nuevo reconocimiento al maestro, al que debe “buena parte
de lo que soy”. Está plagado de sentimientos y recuerdos, como el del regalo de
los diálogos de Platón “cuando me gradué de filósofo”, poniendo de manifiesto
la profunda formación de García Bacca en lenguas antiguas y modernas, con el
dato para nosotros desconocido de que manejaba el hebreo y el árabe, “aunque no
suele confesarlo”, así como su condición de melómano.
Respecto
al premio afirma que “deben estar de plácemes los marxistas venezolanos”, dado
que ha triunfado un conocedor de Marx (Ludovico Silva también lo era), aunque
nunca se confesó marxista.
La
otra obra recibida son las Actas del IV
Seminario de Historia de la Filosofía Española, publicada por la
Universidad de Salamanca en 1986, dentro de su colección Acta Salmanticensia con el nº 184. El seminario se celebró en esa
ciudad del 24 al 28 de septiembre de 1984 con la participación de destacados
especialistas de diferentes países, entre ellos el profesor de la Universidad
de Zaragoza D. Jorge M. Ayala que habló sobre “Naturaleza y artificio en
Baltasar Gracián”, y al que recordamos por su presencia en el homenaje que hace
unos años tributamos García Bacca en nuestro Centro.
En
esta obra se incluye un extenso trabajo de Alfredo Santo Juan titulado “Una
constante en el pensamiento de J. D. García Bacca: El diálogo ciencia-filosofía”.
No fue la única ocasión en la que Alfredo Santo se ha ocupado del ilustre
filósofo, pues en nuestra biblioteca tenemos otros escritos suyos.
El que
comentamos ahora comienza recordando la opinión de José Gaos que sostenía que
García Bacca era “posiblemente el mejor (y quizá único) filósofo que ha tenido
España desde Suárez” y además lo justifica.
A lo
largo del mismo trata sobre su formación y las distintas etapas por la que
atravesó su pensamiento así como de su “continuo, esforzado y renovado diálogo
entre Ciencia y Filosofía, del que García Bacca fue un pionero pues, no en
vano, obtuvo la primera cátedra de Filosofía de la Ciencia que hubo en España.
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