Ayer
estuvimos en Añón para asistir al salto de la tía Luviges, en una tarde
estupenda, aunque calurosa. Magníficas las vistas de esta parte del valle del
Huecha, mucho más bonitas este año, como consecuencia del régimen de lluvias
que hemos tenido en las últimas semanas.
Poco
antes de las siete, ya había muchas personas congregadas frente a la Casa
Consistorial, de donde iba a partir la comitiva hacia los riscos del camino de
las Cuevas, en donde se iba a representar el salto. El interés de los niños se
centraba en el burrito en el que volvería la tía Luviges, acercándose a
acariciarlo, no sin cierto recelo.
La
parte musical corrió a cargo, en esta ocasión, de los Gaiteros de Albeta, cuyas
actuaciones se suceden en muchas localidades, especialmente porque se
encuentran en un proceso de constante renovación, tanto en lo que atañe a su
atuendo como a las novedades que están introduciendo.
Nos
sorprendió verlos cantar con sus bien timbradas voces y hasta se animaron a
bailar, en compañía de muchos de los niños presentes. Todo un espectáculo el
protagonizado por estos jóvenes albeteros.
De
animar al “personal” se encargaron dos “jóvenas” del Grupo de Teatro Canguro de
Tarazona, muy identificados con sus papeles y esforzándose por poner un punto
de humor en este “solemne” acto.
A
través de las calles de la localidad fuimos hacia la antigua puerta del recinto
murado que es uno de los elementos más representativos de su Patrimonio
Cultural.
Así
llegamos hasta los pies del cortado desde donde cada año se tira la tía
Luviges, ante la expectación de los congregados. En esta ocasión, se hizo
esperar y hasta algunos dudaban de que osara protagonizar la hazaña.
Pero,
finalmente, lo hizo con sus faldas abiertas a manera de paracaídas, dejando ver
su ropa interior, entre los gritos de ánimo de los más pequeños, por lo que
tuvo que repetir el salto hasta cuatro veces.
Ya en
tierra, montó en su cabalgadura iniciando el camino de regreso a la plaza
acompañada por las numerosas personas que habían querido asistir a la
recreación de una historia real, acaecida hace ya muchos años y que puso de
actualidad el recordado pintor, afincado en Añón, Javier de Pedro.
Ya, en
la plaza, los Gaiteros de Albeta volvieron a dar muestras de su calidad
artística mientras se preparaba la gran merienda con la que culminó la tarde, a
la que no pudimos quedarnos, debido al lamentable estado en el que nos
encontrábamos, mucho peor que el de la tía Luviges, pues a mediodía habíamos
tenido que participar en una pantagruélica comida, organizada en una finca del
camino de las Arcadas de Borja.
Hoy, a
las cuatro de la tarde, el Presidente del Centro de Estudios Borjanos dará una
charla en el Salón Cultural de Añón sobre el Año Internacional de Patrimonio
Europeo con la que se clausurará el Fin de Semana Cultural que se ha celebrado
en esa localidad, y del que hemos venido informando estos días.
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