Continuamos el recorrido por las tradiciones de Agón con
este artículo relativo a la fiesta de San Antón, cuya devoción está vinculada a la hermandad que lo tiene como titular,
creada probablemente en 1763, aunque nunca fue erigida canónicamente. Ya lo
intuíamos pero el párroco D. Antonio Castán, en su consueta de 1878, afirma que
en el gobierno de la misma no intervenía “por no estar aprobada por el
Ordinario (el Obispo)”.
En aquella época, la víspera de la fiesta se colocaba al
Santo en sus andad, sobre una mesa cubierta con tapete y, junto a ella, el
pendón de damasco verde, con una estampa en el centro, que aún se conserva. Se
cantaban completas y la Salve, dando principio a la novena con sus gozos.
En el día de la fiesta era costumbre que los labradores, con
sus caballerías, dieran tres vueltas al antiguo pilar, rezando en cada una de
las vueltas un Padrenuestro.
Las ceremonias religiosas incluían el canto de tercia,
procesión y Misa con sermón a la que tenían obligación de concurrir todos los
miembros de la hermandad. Al finalizar se distribuía entre los asistentes pan
bendito.
Las completas y tercia del Oficio Divino dejaron de
cantarse, pero se mantuvo la novena hasta que, en 1977, según se hace constar
en el libro de la hermandad, dejó de celebrarse “por la falta de sacerdotes”. A
continuación reseñamos los actos que, en la actualidad, configuran esta fiesta
que, para la localidad, es una de las más importantes del año:
Hogueras
Un acto al que se le otorga una importancia especial es al
del encendido de las tradicionales hogueras, en la noche del 16 de enero.
Inicialmente, cada miembro de la hermandad encendía una
frente a su vivienda. En 1988, cuando la fiesta fue reestructurada, se tomó el
acuerdo de que se hiciera solo una hoguera grande en la plaza, aduciendo como
razón fundamental el hecho de que las calles ya estuvieran pavimentadas. De
hecho, ya en 1981 las hogueras se hicieron junto al río Huecha por la misma
razón. Pero lo cierto es que, aunque esta hoguera fue considerada como la
propia de la “cofradía”, siguió habiendo otras en diferentes lugares del casco
urbano. En 2007, se encendieron en las calles Joaquín Costa, Colón y
Huertecico.
La hoguera es, ante todo, una fiesta de participación
comunitaria de todos los vecinos a la que se hace constante alusión como
anuncio, con su resplandor, de la fiesta de San Antón.
En torno a ella se congregan niños, jóvenes y mayores,
actuando como elemento de integración y socialización. En 1972, se hace alusión
al clásico “bautizo” que se reparte a los más pequeños, integrado por nueces,
almendras, higos y otras golosinas, como caramelos y peladillas. Para los
mayores se repartían pastas, acompañadas de vinos y licores, aunque más tarde
se impuso la costumbre de llevar embutidos y otras cosas para asarlos y
consumirlos junto a la hoguera. En 2008, hubo cordero, patatas y buen vino.
Lo que no faltaban eran las jotas cantadas y bailadas con
acompañamiento de guitarras y bandurrias con las que después se iniciaba una
ronda por las calles del pueblo, hasta altas horas de la madrugada. En 1969 se
menciona, como hecho destacable el lanzamiento de cohetes luminosos.
Esa noche se procedía también a adornar el pilar de San
Antón. Aunque en el libro no se menciona, sigue siendo habitual colocar una
berza en el remate del mismo.
En 1996 se tomó la decisión de que las hogueras se
celebrasen el sábado más próximo al día 17 “para que pueda disfrutarlas más
gente”. Así ha seguido haciéndose, aunque en el libro se hace constar que, en
ocasiones, también se han encendido otras en la víspera del Santo.
Actos religiosos
Como antaño, el día de la festividad del Santo, se siguen
celebrando una serie de actos religiosos que reseñamos seguidamente:
Procesión
La imagen del Santo, portada a hombros sobre sus andas, sale
de la iglesia para recorrer las calles de la población, llegando hasta el pilar,
al que da la vuelta, retornando al templo.
El pilar fue recientemente restaurado, en su forma original,
tras unos años en los que, por haber sido derribado accidentalmente el
primitivo, se construyó otro de ladrillo y planta cuadrangular. Es costumbre
colocar, en su remate, una berza.
Misa
Solemne
Tras la procesión, se celebra en la iglesia parroquial una
Solemne Eucaristía. Aunque, durante algunos años después de la guerra, se
mantuvo la costumbre de encargar el sermón a un predicador traído de fuera, ya
a partir de los años 50 la celebración de la Misa y el sermón corrieron siempre
a cargo del párroco, salvo contadas ocasiones.
De solemnizarla se encargó un coro de jóvenes de la
localidad, organizado por D. César Ruiz, que aparece citado por vez primera en
1943. D. César solía acompañarlas al violín, junto con María Antonia Carranza
que, durante muchos años, tocaba el armónium. La última vez en que se cita la
participación de ese coro parroquial es en 1964.
Bendición de los
animales
Desaparecidos los animales de labor, siguiendo la costumbre
de otros lugares, al finalizar la Misa se procede a la bendición de animales
domésticos. La primera mención a ella en el libro de la hermandad corresponde
al año 1970, siendo párroco D. Francisco Zuera, aunque pudo llevarse a cabo con
anterioridad.
El vermut
La costumbre de ofrecer un aperitivo tras la celebración de
la Misa, fue instaurada, como se ha señalado, por D. Ángel Medina Aróstegui en
1943. El hermano encargado de la organización de la fiesta, invitaba al resto
de miembros de la hermandad, a los que sumaron después todos los vecinos, en lo
que se conocía con el nombre de la “enhorabuena”, sirviéndose “pastas
suculentas y bebidas variadas”. En 1983, se habla de “vinos y aperitivos” y ya,
tras la reestructuración de la hermandad, se le denomina ágape o vermut,
término que acaba imponiéndose, siendo el Ayuntamiento quien lo organiza.
Rosario
Desde su fundación, la hermandad celebraba en la tarde la
festividad del Santo un Rosario General que recorría las calles de la población.
Partía a las ocho de la iglesia parroquial, dando la vuelta al pilar y “la
arrabal”. Era cantado y, en 1952, el sacerdote que lo presidió, emocionado,
dirigió una plática a los asistentes “haciendo votos para que esta cofradía,
compuesta por seis cofrades, se vea incrementada en años sucesivos por mayor
número”. La última vez que se menciona esta práctica religiosa, en el libro de
la hermandad, es en 1969.
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