Con
gran éxito, favorecido por el buen tiempo reinante, el pasado sábado tuvo lugar
la actividad que bajo el lema “Pasear y descubrir las aves en los viñedos y la
Huecha”, había organizado el Centro de Interpretación del valle del Huecha en
Albeta, conmemorando el Día Mundial del Enoturismo, tuvo lugar “Pasear y
descubrir las aves en los viñedos y la Huecha”. Dª. Eva Frago Corao nos ha
remitido esta crónica, con las fotografías que la ilustran.
El
punto de encuentro de los participantes fue la plaza de Albeta y fue allí donde
Esther Charles, que dirigió el recorrido, hizo entrega de unos folletos informativos con
las imágenes de pájaros pintados por ella misma para ilustrar mejor sus explicaciones,
resultando muy útil.
También contó con la
ayuda de varios libros, un telescopio y unos prismáticos. A las niñas
presentes, les enseñó el manejo de estos imprescindibles compañeros para poder
ver a los pájaros.
Comenzó lanzando el
mensaje de que España es el país con mayor diversidad de Europa ya que tiene
multitud de ecosistemas en los que habitan gran cantidad de especies
diferentes.
La primera parada fue a
la salida de Albeta, la mirada fue hacia los tejados de las casas que es donde
se suelen ver los estorninos, los colirrojos y las tórtolas turcas.
A
medida que se acercaban a la Huecha, iban comentando curiosidades los
participantes. De pronto, hizo aparición un milano real, causando admiración
verle volar por encima de los altos chopos. También se pudo ver al mosquitero
común y con libro en mano, Esther mostró ilustraciones de otros pájaros propios
del verano como el autillo y la oropéndola; el aguilucho lagunero y el mirlo.
En la zona de las viñas
tintadas con el color dorado-cobrizo del otoño, todo un espectáculo de color,
se comentaron curiosidades sobre el pinzón vulgar, el zorzal charlo (torda) e
incluso pudimos ver, gracias al telescopio, a un petirrojo posado tranquilo en
la punta de una rama y a un cernícalo. Todos participaron activamente en la
observación de las aves mediante sus prismáticos o con el telescopio.
De regreso, se escucharon a las grullas que cruzaban
el horizonte por delante del Moncayo, ellas fueron las protagonistas de los
comentarios finales y el objetivo de todos los prismáticos.
De todas las aves,
Esther habló acerca del color de sus plumas, de la forma del pico, de sus
costumbres. No pasó desapercibida una mariposa caída en el suelo, que recogió y
sobre la que también dedicó unos minutos hablando sobre sus alas, etc.
Otros elementos de
nuestro paísaje natural y cultural adornaron el paseo como un grupo de
mengranos, plantados a modo de seto alto, con mengranas comidas ya por los
pájaros, las olivas caídas en el camino, el molino, el sonido del agua correr
por las acequias de riego, huertos preparados para las heladas, muros
semiderruídos construídos con la técnica a la piedra seca y, como no, la
estación del ferrocarril Cortes-Borja convertida en vivienda particular.
La conclusión final fue
el deseo de querer repetir esta experiencia en la Naturaleza, todo un lujo al
alcance de las gentes del medio rural y de todos aquellos que vienen atraídos
por ella.
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