martes, 12 de noviembre de 2019

Éxito del Día del Enoturismo en Albeta


         Con gran éxito, favorecido por el buen tiempo reinante, el pasado sábado tuvo lugar la actividad que bajo el lema “Pasear y descubrir las aves en los viñedos y la Huecha”, había organizado el Centro de Interpretación del valle del Huecha en Albeta, conmemorando el Día Mundial del Enoturismo, tuvo lugar “Pasear y descubrir las aves en los viñedos y la Huecha”. Dª. Eva Frago Corao nos ha remitido esta crónica, con las fotografías que la ilustran.





         El punto de encuentro de los participantes fue la plaza de Albeta y fue allí donde Esther Charles, que dirigió el recorrido,  hizo entrega de unos folletos informativos con las imágenes de pájaros pintados por ella misma para ilustrar mejor sus explicaciones, resultando muy útil.



También contó con la ayuda de varios libros, un telescopio y unos prismáticos. A las niñas presentes, les enseñó el manejo de estos imprescindibles compañeros para poder ver a los pájaros.

Comenzó lanzando el mensaje de que España es el país con mayor diversidad de Europa ya que tiene multitud de ecosistemas en los que habitan gran cantidad de especies diferentes.




La primera parada fue a la salida de Albeta, la mirada fue hacia los tejados de las casas que es donde se suelen ver los estorninos, los colirrojos y las tórtolas turcas.



         A medida que se acercaban a la Huecha, iban comentando curiosidades los participantes. De pronto, hizo aparición un milano real, causando admiración verle volar por encima de los altos chopos. También se pudo ver al mosquitero común y con libro en mano, Esther mostró ilustraciones de otros pájaros propios del verano como el autillo y la oropéndola; el aguilucho lagunero y el mirlo.





En la zona de las viñas tintadas con el color dorado-cobrizo del otoño, todo un espectáculo de color, se comentaron curiosidades sobre el pinzón vulgar, el zorzal charlo (torda) e incluso pudimos ver, gracias al telescopio, a un petirrojo posado tranquilo en la punta de una rama y a un cernícalo. Todos participaron activamente en la observación de las aves mediante sus prismáticos o con el telescopio.
        De regreso, se escucharon a las grullas que cruzaban el horizonte por delante del Moncayo, ellas fueron las protagonistas de los comentarios finales y el objetivo de todos los prismáticos.

De todas las aves, Esther habló acerca del color de sus plumas, de la forma del pico, de sus costumbres. No pasó desapercibida una mariposa caída en el suelo, que recogió y sobre la que también dedicó unos minutos hablando sobre sus alas, etc.



Otros elementos de nuestro paísaje natural y cultural adornaron el paseo como un grupo de mengranos, plantados a modo de seto alto, con mengranas comidas ya por los pájaros, las olivas caídas en el camino, el molino, el sonido del agua correr por las acequias de riego, huertos preparados para las heladas, muros semiderruídos construídos con la técnica a la piedra seca y, como no, la estación del ferrocarril Cortes-Borja convertida en vivienda particular.





La conclusión final fue el deseo de querer repetir esta experiencia en la Naturaleza, todo un lujo al alcance de las gentes del medio rural y de todos aquellos que vienen atraídos por ella.

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