Fue durante la celebración de la Eucaristía en la tarde de la fiesta de la Virgen del Carmen cuando el Párroco D. José María Sánchez Becerril comunicó a los asistentes la noticia del fallecimiento, en la madrugada anterior, de la Hermana Felisa Zaro Galindo a la que encomendó durante la celebración.
No teníamos datos de ella, aunque en
nuestro Diccionario Biográfico sí aparece su hermana Sor María Margarita
(1938-2003) que fue religiosa concepcionista en el convento de Ágreda. Allí hacíamos
referencia a la hermana Felisa pues, cuando Sor María Margarita sintió la
llamada de Dios, hizo participe a su hermana Felisa, mayor que ella, quien le sugirió
la posibilidad de profesar, como ella, en la Congregación de Hermanas de la
Caridad de Santa Ana a la que también pertenecía una hermana de su madre.
Ha sido la Hermana María José Aparicio,
de la comunidad de Borja, quien nos ha facilitado los datos que nos permiten
recordar en esta reseña a esta religiosa ejemplar que había nacido en Borja el
19 de abril de 1926. Era hija de D. Patricio Zaro Giménez y de Dª. Felisa Galindo
Carranza. Los borjanos de mayor edad recordarán a D. Patricio, dado que ejerció
su profesión de practicante durante muchos años.
Bautizada en la parroquia de Santa
María, ingreso en la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana poco
después de cumplir los 20 años, el 15 de diciembre de 1946.
Fue en la comunidad del Parque-Colegio “Santa
Ana” de Valencia, el lugar donde la hermana Felisa desarrolló la mayor parte de
su actividad, al servicio de los más pequeños. Como se señala en la nota
distribuida por la provincia del Pilar del Congregación, fue una persona de servicio
callado y oculto. Abierta, atenta, cariñosa, amable, pacífica, siempre atenta a
cualquier detalle.
Pero, al
mismo tiempo, estuvo dotada de una gran entereza que le permitió asumir la
pérdida paulatina de la visión con paciencia y fe. En 2018, dada su avanzada
edad y su estado de salud, fue destinada a la comunidad Hospital “Casa de Salud”
de Valencia. Allí dio testimonio, hasta el final de su larga vida, de una
aceptación gozosa de la voluntad de Dios, siempre agradecida por los cuidados
que recibía, sin quejas ni exigencias, como quien se siente necesitada y
confiada.
Finalmente, en la madrugada del 16 de
julio, con 96 años de edad y 75 de vida religiosa, fue al encuentro del Padre
como ella deseaba, sin ruido y casi de puntillas. Descanse en Paz esta borjana ejemplar,
como su hermana Margarita y otros miembros de su familia que dieron ejemplo
permanente de acatamiento de la voluntad de Dios y de entrega generosa a los demás.
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