El Dr. Bernard Berthod, en sus recorridos por Borja, se mostró sorprendido al encontrar en una de las capillas de la iglesia de la Concepción esta imagen de Santa Filomena que, como le explicamos, procede de uno de los conventos cuyas comunidades se han reunido en el de nuestra ciudad.
El Dr. Berthod es conservador del museo
de la basílica de Fourvière de Lyon, donde hace unos años, atendiendo a su
invitación, instalamos el belén que tanto éxito alcanzó.
En ese templo, se venera una reliquia de esta Santa (en
concreto un dedo), a la que se encomendaba el Santo Cura de Ars, en sus visitas
a la basílica, convirtiéndose posteriormente en un gran difusor de su culto,
entre otras razones porque atribuyó a su intercesión su milagrosa curación de
una grave enfermedad que le aquejaba.
Sin embargo, la historia de Santa
Filomena está especialmente relacionada con el sacerdote D. Francesco de Lucia
quien, en 1805, viajó a Roma, acompañando a monseñor Bartolomeo de Cesare, que
iba a recibir la ordenación episcopal.
Allí consiguieron el cuerpo de uno de
los supuestos mártires enterrados en las catacumbas. En concreto el de una niña,
en cuya lauda se indicaba que su nombre era Filomena. Era habitual el
considerar que todos los cuerpos enterrados en esos cementerios subterráneos
eran de mártires ejecutados durante las persecuciones, lo cual no es cierto.
En el caso de la niña Filomena, no hay ningún
martirologio antiguo que la mencione. Pero para el D. Francesco era igual, así
como para una religiosa llamada María Luisa de Jesús, que afirmaba haber
recibido una revelación de la historia de Filomena. Su relato está plagado de
inexactitudes históricas y es considerado una mera fábula.
Pero daba igual, D. Francesco colocó el
cadáver reconstruido de Santa Filomena en su parroquia de Mugnano di Cardinale,
convirtiéndolo en un santuario dedicado a su culto. Comoquiera que D. Francesco
era un buen sacerdote y muy querido, la devoción a su Santa se extendió muy
pronto y el Papa Gregorio XVI aprobó el culto público, tras un milagro atribuido
a la Santa. De igual forma se creó una archicofradía que la tiene por titular.
Anteriormente, D. Francesco había fundado la Pía Asociación de las “Vírgenes de
Santa Filomena”, también conocidas como “Monjitas de Santa Filomena”.
La difusión de su culto por todo el mundo,
hizo posible que proliferan sus imágenes, muchas de las cuales la representan tumbada
en una urna, a semejanza de la forma en la que se conservan sus restos en su
santuario de Mugnano.
Hemos seleccionado dos de estas imágenes.
La primera está en la iglesia de la Concepción vieja de Lisboa y la segunda en
San Pedro el Viejo de Madrid, uno de los templos más antiguos de la capital,
situado cerca de la calle Segovia. Pero hay muchas más imágenes similares, a
las que ahora tenemos que unir la de Borja.
En nuestra comarca hay un caso similar
de un cuerpo procedente de las catacumbas romanas: el de San Severino que se
venera en Ainzón; y lo mismo podríamos decir de muchas de las reliquias de
Santa María de Borja, procedentes del legado del obispo D. Juan López de
Caparroso.
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