Poco antes de las nueve de la mañana de ayer se ultimaban los preparativos para que la plaza del Mercado acogiera a los participantes en la recreación de la antigua labranza que debían partir desde allí hacia el recinto ferial, junto al cual se iban a desarrollar las diferentes actividades programadas.
Poco a poco, fueron llegando los
participantes, vestidos con la indumentaria tradicional y portando los aperos
propios de la ocasión, siendo uno de los últimos en llegar D. Alfredo Sánchez
Pablo, principal impulsor de esta iniciativa.
Allí posaron todos y se pudieron
escuchar las primeras jotas en la voz de las hermanas Martínez y sus excelentes
acompañantes. El Sr. Alcalde que, en todo momento estuvo atento al desarrollo
de los actos, grabó este momento y lo difundió en las redes.
Inmediatamente después, la comitiva se
puso en marcha para recorrer las calles de la ciudad, al son de la rondalla, y
fue entonces cuando captamos estas imágenes de la mayor parte de sus integrantes.
Por la calle Barbalanca, con la vista
del castillo al fondo, llegaron al recinto ferial en donde se había preparado
una finca con trigo para segar y un espacio en el que se había recreado una era.
Un gran buey, briosos caballos y un buen
par de mulas, llamaban la atención de todos, mientras los niños disfrutaban con
los paseos en carro alrededor del recinto. Mientras todos los presentes
pudieron disfrutar de un espléndido almuerzo en la carpa dispuesta al efecto,
de la que no captamos imágenes, afanados como estábamos en dar buena cuenta de
la longaniza y el chorizo (muy buenos) que, junto con pan y vino, constituían
el mejor arranque para los trabajos que iban a desarrollarse.
D. Raúl Rivarés, fue relatando la
historia de la recreación y todo lo que iba desarrollándose que, tras el
almuerzo, comenzó con la siega del trigo en el campo preparado al efecto. Se
hizo con hoz y con dalla, atando los haces con espigas de centeno.
Luego, fue extendida la parva en la era
y comenzó la trilla, utilizando para ello un trillo de rodillos. Comoquiera que
tuvimos que partir de allí, antes de que finalizara la recreación, esperamos
recibir las fotos que estaba realizando Enrique Lacleta para completar la información.
Lo que sí podemos decir es que tan
bonito espectáculo, acompañado de nuestras jotas y con el complemento de un
espléndido almuerzo, debía merecer una mayor presencia de público que sirviera,
al menos, para recompensar el considerable esfuerzo de quienes lo habían preparado,
disfrutando al mismo tiempo de unas tradiciones agrícolas no tan lejanas en el
tiempo.
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