Hace pocos días, un medio de comunicación llamaba la atención sobre el problema que representan los tendidos eléctricos en las ciudades, que se ha visto agravado con la instalación de la fibra óptica, mediante nuevos cables colocados de cualquier manera, sin control por parte de las autoridades responsables que, por lo visto, no habían previsto esta nueva situación.
En Borja, la
situación tiene una especial incidencia, dado que, por tratarse de un conjunto
declarado BIC, está prohibida la colocación de nuevos tendidos aéreos, debiendo
arbitrarse los procedimientos necesarios para retirar los ya existentes.
A pesar de ello, nada se ha hecho, desde hace tiempo en ese sentido, y los cables de fibra óptica, de una y otra compañía, han proliferado colocados de forma precaria como muestran estas fotos en las que se los ve sin, tan siquiera, ser sujetados a las fachadas.
Pero otro tanto
sucede con los tendidos eléctricos, situación que se ve favorecida por el
constante derribo de edificios que dejan los cables en el aire durante mucho
tiempo, como puede verse en la calle de San Francisco.
Aún es más
llamativo que monumentos declarados BIC, como la colegiata de Santa María,
tengan que soportar no sólo un horrible cableado, sino que adosado al templo
aún se mantiene un transformador.
Ni que decir tiene
que comentar todo esto es un simple desahogo, pues por el momento no va a tener
solución, ya que para afrontar el problema se requiere una sensibilidad de la
que muchos carecen.
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