Tabuenca
es una localidad que, desde la Reconquista, estuvo vinculada al monasterio
cisterciense de Trasobares. Ya, en 1188, está documentado que su iglesia era
propiedad de las religiosas de dicho monasterio. El 9 de marzo de 1398, Martín
I hizo donación a la abadesa de la jurisdicción y otros derechos sobre
Tabuenca, mientras viviese. El 1 de agosto de 1404, tras el fallecimiento de
esa abadesa, pactó con los hombres de Tabuenca que nunca separaría de la corona
dichos derechos, pero en 1414, seguía siendo del monasterio. El 15 de noviembre
de 1414, Benedicto XIII disolvió el convento, por el apoyo prestado por la
abadesa María de Luna al conde de Urgel en la sucesión a la corona. El papa
Luna incorporó sus posesiones al Pontificado, entregándolas al año siguiente a
la Corona y, poco después, volvieron al monasterio de Trasobares, en cuyo poder
continuó Tabuenca, como señorío de abadengo, hasta el siglo XIX.
Dentro
de su Patrimonio Cultural debemos citar, en primer lugar, a la cueva de Valdearcos. Se trata de un
refugio rocoso situado en el término municipal de Tabuenca que fue dado a conocer
por Isidro Aguilera y María Fernando Blasco, en el que encontraron un grabado
rupestre que representa un bóvido que podría haber sido realizado en el
Paleolítico Superior. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 2002.
En
el cerro del Calvario existió un poblado
de la I Edad del Hierro, del que todavía se pueden apreciar restos
significativos.
Dentro de la
arquitectura religiosa, el monumento más importante es la iglesia parroquial de San Juan Bautista. El templo actual es fruto
de varias reformas. La obra principal es del siglo XVI, pero a comienzos del
siglo XIX fue ampliado en la cabecera. Construida en tapial y ladrillo, era una
iglesia de nave única de tres tramos y ábside poligonal. Tras la reforma del
siglo XIX adquirió planta de cruz latina y cabecera recta.
La nave se cubre con bóveda de crucería estrellada,
mientras que el presbiterio y el crucero disponen de bóvedas de lunetos. En el
crucero tiene una cúpula elíptica con linterna. Se ilumina mediante tres vanos
en arco de medio punto moldurados en el muro sur y un óculo en el coro.
En el muro norte se abren dos capillas. La primera,
abierta en arco de medio punto, con bóveda de arista. La segunda tiene bóveda
de crucería estrellada. A los pies hay un amplio coro donde se conserva una
colección de lienzos de hijos ilustres de la villa.
El acceso se efectúa a través de un pórtico
abierto de tres arcos apuntados de ladrillo que se cubre con bóveda de crucería
sencilla que, probablemente, formaba parte de un edificio anterior.
La torre está adosada al muro sur, junto a la
cabecera. Tiene dos cuerpos. El primero es de ladrillo con decoración de fajas
de esquinillas. Tiene cinco pisos; los cuatro primeros ciegos y el quinto con
vanos de medio punto doblados y, sobre ellos, un friso de cruces. El segundo
cuerpo es de planta octogonal con vanos de medio punto y, también, de ladrillo.
Declarada Bien Catalogado del Patrimonio Cultural de Aragón, en 2002, forma
parte del llamado “Aragón Mudéjar”.
En las afueras de la población se encuentra la ermita de la Virgen del Niño Perdido, donde se venera a la patrona de la
localidad. Fue construida por
iniciativa de Fray Manuel Vela Sanjuán, un religioso capuchino, natural de
Tabuenca que estuvo de misionero en Filipinas y donó los fondos necesarios para
levantar una nueva ermita, en sustitución de la antigua. El proyecto fue
realizado por el arquitecto zaragozano D. Fernando de Yarza, colocándose la
primera piedra el 3 de junio de 1877, siendo inaugurada el 4 de octubre de
1878.
Edificada en ladrillo, tiene planta rectangular con
cabecera poligonal de cinco lados y nave de tres tramos con contrafuertes.
El
presbiterio se cubre con bóveda esquifada en sus paños centrales y bóveda de
lunetos en el tramo recto, al igual que la nave, salvo el último tramo que lo
hace con bóveda de cañón rebajado. Tiene coro alto a los pies sobre pilares
ochavados y tres arcos. La nave se ilumina con dos grandes óculos, uno a cada
lado del primer tramo y está decorada con pilastras adosadas.
Se accede al templo por un pórtico situado en el
hastial con tres arcos apuntados sobre pilares cuadrados y dos arcos laterales.
Sobre el pórtico hay un gran óculo central y dos vanos laterales apuntados.
A cierta distancia del casco urbano se encuentra
la ermita de San Miguel o de los Santos. Es un edificio de planta rectangular
y cabecera recta, con una nave única de seis tramos separados por cinco arcos
diafragma, los tres primeros de perfil ochavado. Tiene coro a los pies sobre
pilones con zapatas góticas.
Construida en mampostería con contrafuertes al
exterior, dispone de un pórtico en el lado sur, con tres arcos rebajados.
Se trata de un templo medieval que fue
reedificado en 1856, como se hace constar en una inscripción situada sobre la
puerta. En esta ermita se celebra la
tradicional romería en honor a la Virgen de Rodanas.
En lo alto del cerro del cerro del Calvario, situado frente a la población, se levanta esta
pequeña ermita del Calvario donde
terminaba un Vía Crucis, formado por pilares que discurría desde la parte baja
del monte.
Es
de planta rectangular, de una sola nave de reducidas dimensiones, cubierta con
techumbre a dos aguas. La puerta de acceso es en arco de mido punto. Está
construida en mampostería.
Hubo otras ermitas,
como la de Santa Bárbara que, cuando
se realizó el inventario del Patrimonio Artístico Comarcal por el Centro de
Estudios Borjanos, en 1981, todavía se encontraba en pie. Era un edificio de planta rectangular y
cabecera recta. Su nave de tres tramos, separados por arcos diafragmas,
apoyados en pilastras toscanas, se cubría a dos aguas con rollizos de madera,
salvo el primer tramo que lo hacía con cañizos y yeso. Construida en ladrillo
con contrafuertes exteriores, tenía un
pórtico a los pies. La ermita fue construida, probablemente, en el siglo XVI,
siguiendo la tradición medieval. Fue remodelada en el siglo XVIII.
Sin embargo, se conserva la antigua
ermita de la Virgen del Niño Perdido que fue reemplazada por la que, anteriormente,
hemos comentado. Ha sido destinada a fines culturales y en ella se han realizado ya algunas exposiciones.
Dentro de la arquitectura civil el monumento más
destacado es la Casa Consistorial. Edificado en el siglo XVI, es de planta cuadrangular y dos fachadas. La
principal sigue un modelo frecuente en la zona constituido por tres series de
arcos de medio punto cuyo número se va duplicando en altura.
Construido en ladrillo visto, la planta baja adopta
forma de porche con tres grandes arcos carpaneles. En la planta noble el número
de arcos es de seis, también rebajados y con antepecho, mientras que en la superior
son doce arcos de medio punto abocinados constituyendo la típica galería de los
edificios aragoneses de esta época que se prolonga por la fachada lateral. La
primera planta y la segunda están separadas por un friso de ladrillos en
esquinilla. Se remata con alero de ladrillo y lo único que resalta en esta
armoniosa construcción es una fea espadaña para el reloj. El
edificio se encontraba en muy mal estado y fue restaurado completamente hace
unos años, recuperando todo su antiguo esplendor.
Otro edificio,
acertadamente recuperado, ha sido el del antiguo
hospital, situado junto a la iglesia parroquial, donde se ha instalado un
Museo Etnológico.
Fue mandado construir, en el siglo XVIII, por el
canónigo doctoral de la Seo zaragozana D. José Martínez Sanjuán, como se hace
constar en una placa de cerámica situada en la fachada. Se encontraba en muy
mal estado cuando fue adquirido por el ayuntamiento de Tabuenca y rehabilitado.
En su interior se ha
recreado una casa antigua con todos los elementos que constituían el ajuar de
la misma en sus distintas dependencias, desde las cuadras a los graneros, pasando por la vivienda, propiamente dicha.
Aunque no se trata de un museo, en sentido
estricto, los fondos que conserva son muy importantes, entre los que se
incluyen algunos elementos de la propia actividad municipal.
La existencia de los restos de un antiguo molino de viento en Tabuenca, fue dada
a conocer por el Centro de Estudios Borjanos en 1980, en unos momentos en los
que se creía que el único molino superviviente era el de Malanquilla. De él se
conservaba toda su fábrica, un cilindro de tapial con una curiosa cubierta que
nos planteó la posibilidad de que la estructura del mismo fuera diferente a la
de los típicos molinos manchegos. Está situado en las afueras de la población,
a la izquierda de la carretera que conduce a Tierga, en un paraje muy bonito.
El molino ha sido restaurado por el ayuntamiento de
Tabuenca, aunque sin su maquinaria interior. Se ha optado por un chapitel
cónico. Lamentablemente, poco después de terminar las obras sufrió un incendio,
aunque inmediatamente se volvió a rehacer la cubierta.
Durante estos años, el Ayuntamiento también ha
restaurado algunos otros elementos de la arquitectura popular del municipio,
como la puerta de acceso a la población, la llamada “Puerta de la Villa”.
Lo mismo ha
ocurrido con el antiguo lavadero y algunas fuentes, sobre las que ya hemos
publicado referencias en este blog.
Sin
embargo, es significativo que, como ocurre en otras localidades, algunas de las
construccciones civiles más importantes se encuentran en estado de abandono y
su supervivencia seriamente amenazada, mientras se reconstruyen muchas casas
del casco antiguo con características muy diferentes de las que eran
tradicionales.
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