En
los artículos aparecidos, con motivo de la Semana Santa, hemos hecho
referencia, en varias ocasiones, a las llamadas “imágenes de vestir”. Algunos
lectores nos han pedido que expliquemos sus características y lo hacemos hoy,
aprovechando el reportaje realizado por Enrique Lacleta en la ermita del
Sepulcro sobre la imagen de la Virgen de la Soledad que allí se conserva que es
una de las que reúnen estas características.
Lo
primero que se retira es la corona y la daga que, en principio, debería estar situada
a la altura del corazón, aunque en la fotografía anterior aparece en la
cintura.
Tras
quitar el manto, puede verse la túnica con el delantal anudado a la espalda y
la toca sobre la cabeza. Todo ello sujeto en la parte posterior, puede
desprenderse con facilidad.
A
continuación, pueden desprenderse las manos que es una de las partes bien
elaboradas por el escultor, las cuales se encastran en unas piezas de madera
toscamente trabajadas que remedan los brazos.
En
esta fotografía se aprecia muy bien la articulación de esos brazos y las ropas
que existen bajo la túnica y la toca. La primera es una sencilla camisa de
lienzo y la segunda una pieza que recubre toda la parte superior y posterior de
la cabeza.
Esta
es la estructura que aparece debajo. Como puede apreciarse parte del cuerpo es
una pieza de madera, como un maniquí, en la que se insertan los brazos, sujeta
por una vástago a la plataforma de madera y reforzada, en su parte inferior,
con unos listones.
Como
hemos señalado, la cabeza y las manos son las únicas partes que tienen un
acabado perfecto y eran las realizadas por el escultor a quien se encargaban
estas imágenes de coste sensiblemente inferior que si fueran de talla completa.
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