Trasobares
es una localidad cuya historia está íntimamente unida al monasterio de
religiosas cistercienses que existió en ese lugar. Fue Alfonso II de Aragón
quien, en 1188, entregó el lugar a Dª Toda Ramírez, que había sido dama de la
reina Dª Petronila y que, posteriormente, había profesado en Tulebras, para que
fundara un nuevo monasterio. Dos años después, Dª Toda otorgó carta de
población y, desde entonces, la localidad perteneció al monasterio, junto con
Tabuenca, hasta que fue suprimido en el siglo XIX, tras la Desamortización.
En
la actualidad, el monumento más importante es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción que,
primitivamente, fue la iglesia abacial. De estilo gótico-renacentista y de una
sola nave, fue edificada en el siglo XVI.
Con
ábside poligonal, la nave de cuatro tramos se cubre con bóveda de crucería
estrellada. A los pies, dispone de un coro sobre techumbre plana que apea en
columna toscana y zapatas laterales. En él se encuentra un importante órgano
que fue restaurado por la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza, al igual
que el resto del templo. También se conservan algunos sitiales del antiguo coro
conventual, de características similares a los de la colegiata de Borja.
En
la actualidad, el acceso a la iglesia se realiza, desde la plaza, por una
escalinata que conduce al lateral de la misma, situado unos tres metros más
abajo. Antes de la rehabilitación existían unas interesantes puertas con
vidrieras modernistas que desaparecieron, aunque se conservan imágenes de las
mismas en la voz “Modernismo” de la Gran
Enciclopedia Aragonesa que fueron obtenidas por el Prof. Borrás, durante la
realización del inventario propiciado por nuestro Centro.
No
fueron las únicas pérdidas acaecidas durante el proceso de rehabilitación ya
que, como ha señalado Joaquín Giménez Sena en su reciente obra sobre el
monasterio, fue eliminado el revestimiento exterior de los muros de la
cabecera, desapareciendo las armas abaciales que allí había.
La
torre, también restaurada, es exenta ya que pertenecía al antiguo templo
parroquial que fue derribado. Consta de dos cuerpos. El inferior de planta
cuadrangular es de origen mudéjar. Tiene dos vanos en cada lado y, bajo ellos,
un friso con ladrillos resaltados en aspa. Sobre él, se levantó posteriormente
otro cuerpo octogonal con un vano en cada lado.
Trasobares aún cuenta con otros dos templos. La ermita de San Roque está situada en el
interior de la población. Es de planta rectagular con cuatro tramos y
contrafuertes en el exterior. A ella se accedia por un arco de medio punto en
un pórtico abovedado, en cañón, dispuesto entre dos contrafuertes del lado de
la Epístola. En ese muro existen dos óculos con celosías de tradición mudéjar
que eran frecuentes en otros edificios de la localidad.
Hay
otra puerta en el hastial, también en arco de medio punto. La fachada se remata
con alero de doble esquinilla y en el centro una espadaña. El interior se
cubría, inicialmente, con una bóveda de lunetos que fue sustituida, en algunos
tramos, por otra plana de cañizos que, finalmente, entró en un proceso de
deterioro que obligó a cerrar el templo.
En
un pintoresco lugar, en una de las alturas que dominan el casco urbano, se
encuentra la ermita de San Cristóbal.
También de planta rectangular y contrafuertes exteriores, está construida en
mampuesto, con acceso por el hastial, a través de un arco de medio punto sobre
el que se dispone un óculo. Tras sufrir un proceso de deterioro, recientemente
se le dotó de una cubierta provisional, ya que la ermita es el lugar de destino
de una tradicional romería.
Existió
otro interesante templo, ubicado en el antiguo
cementerio, en la parte posterior de la iglesia parroquial. A pesar de
encontrarse en ruinas, revestía especial interés, pues se trataba de un
edificio medieval del que se conservaba el ábside románico, construido en
sillarejo y los muros laterales en ladrillo y tapial. La nave de tres tramos disponía de cubierta de madera
a dos aguas, sobre arcos diafragmas apuntados, de características similares al
que se aprecia en esta fotografía. Lamentablemente, los restos fueron
demolidos, ante la indiferencia general.
Finalmente,
debemos destacar los elementos que aún subsisten del antiguo Real Monasterio de Santa María de la Piedad.
Entre ellos destaca su portada de acceso, construida en 1621 a expensas de Dª
Isabel Marín de Liñán, abadesa en esos momentos. El cuerpo inferior es de
sillería y en él se abre la gran puerta de arco de medio punto, entre columnas
toscanas.
El cuerpo superior es
de ladrillo y está rematado con un ático
en el que figuran las armas del reino de Aragón, partidas y cuarteladas
de forma inusual. Curiosamente el municipio usa como propio el del reino,
aunque sustituye la llamada “cruz de Íñigo Arista”, que
es patada de plata y apuntada en el brazo inferior, por otra que, por sus
características, recuerda a la que utiliza como distintivo el Comité
Internacional de la Cruz Roja.
Del
conjunto de edificaciones que constituían el monasterio, se conservan algunas
partes, entre ellas un cuerpo en el que se ubica la escalera principal del
mismo
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