domingo, 12 de abril de 2015

Grafitis en Ambel y Bulbuente


            La última edición del Diccionario de la Real Academia Española admite ya la palabra “grafiti” para denominar a un “dibujo hecho a mano por los antiguos en los monumentos”. Y estos dibujos son muy abundantes en las  paredes de cualquier edificio de varios siglos de antigüedad, realizados en unos casos con un lápiz y, en otros, mediante incisión en el enlucido de yeso que generalmente quedaba sin pintar. Hace pocos días, al subir al coro de la ermita del Rosario de Ambel para fotografiar la ceremonia del Descendimiento, pudimos las paredes de la escalera de acceso cubiertas con numerosos grafitis.



            Lo llamativo era que muchos de ellos representaban armas de fuego, algo que pudiera parecer inapropiado para un lugar de culto. Sin embargo, este tipo de dibujos suelen ser frecuentes, ofreciendo una rica variedad de modelos de armas blancas y de fuegos, así como de embarcaciones. En el caso de Ambel, por tratarse de una antigua posesión de la Orden de San Juan, pudiera resultar justificado este interés.




            En el palacio de Bulbuente el repertorio es muy variado, ya que comprende pájaros, escenas de hombres luchando, barcos, inscripciones etc. Todas ellos han sido cuidadosamente calcados dentro del proceso de rehabilitación del edificio. En una reciente visita Enrique Lacleta fotografía este dibujo en el que aparece una figura humana que viste un vestido negro, ceñido con un cinturón del mismo color. Se toca con un sombrero puntiagudo y en su mano derecha lleva lo que, al menos, parece una vara pero que si dejamos volar la imaginación de transforma en escoba, lo que permite interpretar el conjunto como la representación de una bruja, aunque esta hipótesis no nos parezca demasiado concluyente.
          

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