D.
Javier Lumbreras, con la amabilidad que le caracteriza, nos ha facilitado este
singular programa de dos actuaciones teatrales que tuvieron lugar en Fréscano
el 19 de febrero de 1950.
Hay
varios aspectos llamativos en el mismo que merece la pena comentar. En primer
lugar, la existencia de un “Hogar del Productor”, denominación que recibían los
centros sociales creados al amparo de la Organización Sindical. En el caso
concreto de Fréscano estuvo instalado en la planta noble del antiguo palacio de
los vizcondes de Évol, donde más tarde un salón de cine parroquial.
La
velada a la que hace referencia el cartel estuvo protagonizada por el Cuadro
Artístico Marco-Madrid que era uno de los que en diversas empresas de la
capital aragonesa fueron creados por la Obra Sindical de Educación y Descanso.
Es
curioso también el que, en un mismo día, se llevaran cabo dos representaciones,
a las cinco de la tarde y a las diez de la noche. En la primera se puso es
escena la obra de Pedro Muñoz Seca y Pedro Pérez Fernández, Anacleto se
divorcia, que, en su momento, constituyó un alegato contra la ley de divorcio
aprobada por la II República. Como recordarán nuestros lectores, Muñoz Seca, el
autor de La venganza de Don Mendo, entre otras obras muy populares, fue
fusilado en Paracuellos del Jarama.
La
Casa de Quirós es una conocida obra de Carlos Arniches, estrenada en 1915, en
la que se plantea la situación creada por la hija de una familia aristocrática
que se enamora de un joven de diferente condición social, logrando hacer
prevalecer sus propósitos, frente a la oposición de sus progenitores, merced a
la ayuda del párroco. Fueron, por lo tanto, dos comedias seleccionadas de
acuerdo con la mentalidad propia de la época.
No
hemos identificado a ninguno de los protagonistas, actores aficionados de los
que no tenemos datos. Sin embargo, al frente de la “Sastrería y Peluquería”
aparece el Sr. Borrell, propietario de una de las más importantes sastrerías de
disfraces de España y el encargado de suministrar el vestuario al Teatro
Principal de Zaragoza. No era extraño que acompañara a distintas compañías en
sus actuaciones por tierras aragonesas y, en una entrevista publicada en Heraldo de Aragón en 1953, comentó lo
ocurrido en Borja cuando el Cuadro del Círculo Cultural Español llegó para
representar “El cantar del arriero”, una zarzuela de Fernando Díaz Giles,
estrenada en 1930. Uno de los personajes, conocido como “El cigüeño”, debía
entrar en escena disfrazado de fraile, pero el atuendo necesario había quedado
olvidado en Zaragoza. Salvador Borrell comentaba que pudo solucionar el
problema, improvisando el traje con “unas enaguas y una toquilla”.
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