lunes, 6 de abril de 2015

La Romería al Santuario de Misericordia de 1948


            El Santuario de Misericordia ha sido tradicionalmente un centro de irradiación de la devoción mariana en el que se dieron cita romerías periódicas, impulsadas en muchas ocasiones por los prelados turiasonenses. Ese fue el caso de la célebre romería de 1900, convocada por D. Juan Soldevila y Romero que, años más tarde, murió asesinado en Zaragoza siendo arzobispo de esa sede y cardenal. Aquella romería congregó a numerosos devotos procedentes de toda la comarca y de las provincias próximas, alguna de cuyas banderas aún se conservan en el Santuario. En nuestro archivo se encuentran también diversos impresos relacionados con ese acontecimiento que dio lugar al cambio de nombre de la calleja de la Cal por el de Romería.



            Posteriormente, hubo otras pero hoy queremos recordar a la “Gran Romería Comarcal” que tuvo lugar el 20 de junio de 1948, con ocasión de la “restauración” de la imagen de la Virgen llevada a cabo por los Hermanos Albareda y en rogativa por “el Papa, por la paz del mundo, por España y por su invicto Caudillo”. Era la primera que se llevaba a cabo, retomando “añejas tradiciones” que “quizá pudieran parecer olvidadas” tras los “tiempos iconoclastas de la República laica”. Así lo manifestaba la comisión organizadora en el pregón que aparecía en el programa editado en los Talleres de El Noticiero, que reproducimos aquí y en el que también puede verse el “Himno de la Romería” con letra de D. Pablo Pérez Montorio y música “del malogrado maestro D. Ángel Pereda”, fallecido en 1919. 





            En el Centro de Estudios Borjanos se conserva también el magnífico cartel anunciador, obra del dibujante borjano José Pelayo Lahuerta que hizo un excelente trabajo y que fue impreso en la litografía zaragozana de J. Gracia. En nuestra opinión, es el primer cartel ilustrado de nuestra ciudad.
            Como hemos señalado, uno de los motivos para llevar a cabo la romería fue la conducción de la imagen de la Virgen al Santuario, tras su restauración. Sin embargo, ello se hizo coincidir con la formulación del “Voto Asuncionista” por la ciudad, representada por su Alcalde D. Jesús Pellicer Bernal. Se venía a recordar un voto similar realizado muchos años antes, en favor de la Inmaculada Concepción. En 1948, aún no era dogma de fe la Asunción de la Virgen a los cielos, pues fue proclamado por S. S. el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950, pero para “presionar” al Pontífice en muchas partes del mundo se estaban realizando estos votos que, por otra parte, propiciaban un clima favorable a la definición dogmática. 



            En el programa que reproducimos figuraba una composición poética de D. Gerardo Mendiri, compuesta para la ocasión. Los actos habían sido preparados cuidadosamente y, antes del día señalado, hubo un triduo en Santa María, “con sermón a cargo de un Padre de Veruela”, ante la imagen de la Virgen que era la primera vez que se veneraba en Borja, tras muchos siglos.
            Así se llegó al 20 de junio. A las seis de la mañana hubo Misa de Comunión General en ambas parroquias y a las siete partió de Santa María la procesión en la que la imagen de la Virgen era llevada en andas, acompañada por las cuatro ramas de la Acción Católica y todas las Cofradías y Asociaciones con sus banderas y estandartes.
            Llegados al Santuario tuvo lugar a las once de la mañana una “Misa rezada de campaña”, con la presencia del obispo de la diócesis Excmo. y Rvdmo. Dr. D. Manuel Hurtado García, autoridades provinciales y la corporación municipal de Borja, en pleno. Predicó la homilía el Sr. Obispo y al término de la ceremonia recibió el voto asuncionista emitido por el Sr. Alcalde.
            Por la tarde, se procedió a la erección de Via Crucis donado por el Obispo de Barcelona, Dr. D. Gregorio Modrego Casaus, “en delicado homenaje de profunda devoción a la Virgen de Misericordia, heredada de sus padres” pues, como saben nuestros lectores, era natural de El Buste. Este Vía Crucis es el que se encuentra en el interior del templo y diferente de las cruces que jalonan el monte hasta la ermita del Calvario, donde ese día se efectuó un “Solemne Via Crucis” que dio término a esta impresionante romería que contó con la asistencia de una gran multitud de personas que, siguiendo las instrucciones impartidas en el programa “olvidaron ese día memorable toda diversión mundana y pecaminosa”, esmerándose para que “todo el Santuario fuera un inmenso templo de oración y penitencia por las intenciones indicadas”. A mayor Gloria de Dios y de su Bienaventurada Madre la Virgen María. 

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