Gran
acierto de la Institución “Fernando el Católico” al editar los Comentarios para la Historia de Aragón del
cronista Bartolomé Leonardo de Argensola, al ser el único de sus textos
historiográficos que quedaban inéditos. Bien es verdad que no llegó a elaborar
sus notas como una obra acabada, habiendo quedado de la misma varios
manuscritos, como señala Alberto Montaner Frutos en el Prólogo. La edición ha
sido realizada por Javier Ordovás Esteban y va precedida de unos apuntes
biográficos sobre el canónigo Argensola y el análisis detallado del manuscrito
nº 10 del Archivo Municipal de Zaragoza que ha servido de base para esta
edición en la que, a nuestro juicio, faltan unos índices que facilitaran su
consulta.
Los
comentarios no relatan acontecimientos exclusivamente aragoneses, sino que dan
noticias de los hechos referidos a la monarquía hispánica y a otras naciones,
en el período que abarcan.
Por lo
que a nosotros respecta, se hace alusión al nombramiento del jesuita borjano P.
Marco Antonio del Arco (1564-1638), como confesor de la infanta Ana, la hija
mayor de Felipe III cuando pasó a Francia para contraer matrimonio con Luis
XIII, hecho que ya recogíamos en nuestro Diccionario
Biográfico. Pero lo más importante
es que nada menos que 47 páginas de la obra están dedicadas a la transcripción
de la investigación llevada a cabo en Mallén, Añón, Ambel y Alberite, a raíz de
las vandálicas acciones que en esas localidades llevaron a cabo las compañías
de infantería alojadas en 1626. Los datos que ofrece sobre lo ocurrido y las declaraciones
efectuadas por los numerosos testigos que fueron citados, constituyen un material
de gran valor para la realización de un trabajo prosopográfico que debería ser
abordado. Es significativo el hecho de que todas esas poblaciones dependieran
de la Orden de San Juan y entre los deponentes hemos encontrado al vicario de
la iglesia parroquial de Mallén, mosén Pedro Ruiz de Razazol, hermano de la “fundadora”
del convento de la Concepción de Borja.
También
por vez primera publica la Institución los Diarios
de viaje de Valentín Carderera por Europa (1841-1861). París, Londres, Bélgica
y Alemania, edición realizada por el Dr. D. José María Lanzarote Guiral,
que ya había publicado, en 2013, el Viaje
artístico por Aragón de Valentín Carderera. El libro va precedido por un
documentado estudio introductorio sobre la historia del viaje y la personalidad
de este artista reconvertido en erudito, como lo califica. Sigue después la
edición crítica de los diferentes cuadernos, en los que iba anotando con
minuciosidad los hechos de cada día, desde la climatología, a las visitas
efectuadas, incluyendo escatológicos datos personales sobre las veces que
obraba, cuándo afeitaba o las ocasiones en las que daba buena cuenta de una
taza de chocolate.
El
Centro de Estudios Bilbilitanos acaba de editar dos libros. Nos ha parecido interesantísima
la Guía de las orquídeas de la Comunidad
de Calatayud, de Alberto Portero Garcés, un veterinario con vocación de
naturalista que nos ofrece esta recopilación de las 26 especies de orquídeas
que ha podido encontrar en la zona estudiada. Tras unas generalidades sobre
este tipo de flores, incluye las fichas de cada especie, ilustradas con
magníficas fotografías a todo color. Un acierto, por lo tanto, del Centro de
Estudios Bilbilitanos y de la Comunidad de Calatayud que ha colaborado en la
edición, la cual contribuirá a un mejor conocimiento de un tipo de plantas que,
a pesar de ser asociadas al clima tropical, se encuentran distribuidas por todo
el mundo y, como se indica en el libro, más de 300 especies crecen en la
península ibérica.
La otra
obra lleva por título Viveristas y
fruteros del Jalón. La tierra, el agua, los cultivos y las gentes. Desde Embid
de la Ribera hasta Purroy de Jalón. La ha escrito Francisco Tobajas Gallego
que, como nacido en Saviñán, conoce bien el tema, pues, como precisa, esa
localidad llegó a ser reconocida como cuna de los viveros en España. Por eso, el
libro quiere ser un homenaje a unos hombres y mujeres excepcionales, esforzados
y adelantados a su tiempo. Auténticas sagas familiares se dedicaron a la puesta
en marcha de viveros y también fueron
pioneros en la venta y exportación de frutas a toda España y muchos países
extranjeros. Todo ello, trabajando con pocos medios en una época muy diferente
a la actual. Justo reconocimiento, por lo tanto, a su esfuerzo y dedicación es
la edición de esta obra que trata de la tierra y el agua que hicieron posible
el florecer de esos cultivos en la ribera del Jalón y que también incluye una
especial mención a sus agricultores y fruteros, así como a los viveristas,
junto con amplia documentación gráfica.
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