Hoy se
celebra la fiesta de San Babil que ha gozado de gran tradición en varias
localidades de nuestra comarca, donde era considerada una fiesta de mujeres, en
contraposición a la de San Antón que era, más bien de hombres. No obstante, ha
sido desplazada, en época reciente, por la de Santa Águeda.
A
partir de los datos recabados, este sentido tenía en Alberite de San Juan y en Ambel,
donde la hoguera la organizaban las jóvenes.
Distinto
era el caso de Borja, donde siempre
fue una fiesta propia de la cofradía que tenía al Santo por titular. Esta
cofradía se unió a la de la Virgen de Misericordia, que había sido fundada el 7
de diciembre de 1543, en la colegiata de Santa María, cuatro años antes de que
la imagen fuera trasladada al Santuario.
Allí existe una capilla dedicada a San Babil, con
una hermosa imagen del escultor borjano José Salesa, que por cierto lleva un
Ecce Homo en el pecho, en lugar de pectoral, probablemente atendiendo a los
usos de los obispos orientales. También hizo el retablo, por encargo de la cofradía,
que llegó a contar con gran número de miembros y la fiesta se celebraba allí.
Hay que tener en cuenta que acudían gentes de diversas localidades y le ofrecían
exvotos que, hasta finales del siglo XX, decoraban sus paredes.
Posteriormente,
se celebraba en Santa María. Allí, en la capilla de la Virgen de la Peana
existe una imagen, procedente del convento de agustinos, cuya identificación
nunca ha estado clara, pero se la venera como San Babil y el día de la fiesta
se la revestía con capa pluvial, mitra y el pectoral del cardenal Casanova.
También estaba rodeada de exvotos.
De la
fiesta en cuya víspera se encendía una hoguera y también se vendían roscones,
nada ha quedado, sino el recuerdo.
Otro lugar en el que se
encendían hogueras era en Bureta, al
igual que en Fuendejalón, en torno a
la cual, según el libro de la Tradición oral del Moncayo, se cantan los tradicionales
“chimilindrones”.
En Pozuelo de Aragón se hace una hoguera con romeros y se salta el
fuego, recitando versos un tanto procaces, como en otros lugares:
San
Babil que me cure el perejil.
San
Blas que me cure el pasapán.
Santa
Agueda que me cure la pechera.
Santa
Lucía que me cure la vista.
Donde la tradición se
mantiene más viva es en Tabuenca.
Después de comer se sube a la ermita de los Santos, donde las solteras piden un
novio al Santo, recitando una copla,
mientras pisan con el pie derecho una baldosa cercana a la sacristía:
San
Babil de mi alma
tres
cosas te pido:
salud,
dinero y un buen marido.
Otras añaden:
…que
no fume tabaco,
ni
beba vino,
que
no vaya con nadie
más
que conmigo.
Después preparan una
hoguera. Cuando bajan las llamas hay que saltar la hoguera una vez por cada
persona de la casa. En torno al fuego se baila en rolde, cantando los “chimilindrones”,
coplas picarescas que se alternan con el estribillo, al final del cual dan
grandes gritos:
.
A
San Babil hi subido,
no
subo por ver al santo,
subo
por ver a una niña
que
lleva zapatos blancos.
Chimilindrón,
dron, dreras,
Uno
aquí, dos allá,
La
media vuelta así se da. (chillidos)
En
este pueblo no hay mozos,
y
si hay mozos no los veo
porque
los tienen sus madres
pa
palos de gallinero.
Chimilindrón, dron, dreras…
San
Antón como era viejo
dijo
una buena razón
el
que no mate tocino
no
comerá morcillón.
Chimilindrón, dron, dreras…
San
Antón como era viejo,
le
quitaron el pellejo
y
le hicieron un tambor
que
tocaban en Castilla
y
se oía en Aragón.
Chimilindrón, dron, dreras…
Nos
dirán que estamos locas
y
que damos mucho mal,
como
no tenemos novio
tenemos
que disfrutar.
Chimilindrón, dron, dreras…
Como
puede verse, se hace alusión a San Antón, porque probablemente se cantaba
también ese día. También hay una referencia al “morcillón”, embutido que se
consumía estos días.
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