Otra
noticia importante para el Patrimonio Cultural de Borja es que va a ser
restaurada la ermita del Sepulcro, un edificio de finales del siglo XVII construido por
iniciativa de un modesto sastre, Bernardo Polo, en el que se veneraba la
magnífica imagen del Cristo yacente que ahora se expone en el Museo de la
Colegiata. Las obras serán llevadas a cabo dentro del Plan de rehabilitación de
Bienes Inmuebles, de propiedad no eclesiástica, de la Diputación Provincial de
Zaragoza, con la aportación del M. I. Ayuntamiento de Borja que había solicitado
su inclusión en el plan.
Una de
las imágenes más antiguas que se conservan de esta ermita es la que
reproducimos, en blanco y negro, procedente del archivo de la familia Ojeda, en
el que puede verse la casa adosada para el ermitaño, derruida posteriormente.
La foto fue realizada a finales del siglo XIX y creemos que ofrece otros datos
de interés. Por una parte, da la impresión de que todavía no se había
construido la carretera al Santuario de Misericordia. Se hizo a partir de 1894
y, para ello, fue necesario excavar una gran trinchera junto a la ermita que no
se aprecia en la foto. Además, llama la atención esa extraña acumulación de piedras
frente al pórtico. Aunque es imposible encontrar una razón convincente para esa
sensación de abandono, debemos recordar que, en torno a la ermita, se construyó
el primer cementerio de Borja. Fue durante el reinado de Carlos III, en el que
se dictaron normas sanitarias para evitar que siguiera enterrándose en el
interior de las iglesias. A mediados del siglo XIX, se construyó el actual
cementerio, cuando el del Sepulcro estaba ya abandonado. En la primera mitad
del ese siglo hay documentadas varias obras para reparar las tapias del
camposanto, aunque al final terminaron cayéndose. Pudiera ser que esas piedras
correspondieran al cementerio abandonado. Para que nos demos idea de lo pronto
que se olvidan restos y sepulturas, nadie se preocupó de exhumar los que allí
había y, cuando se abrió la carretera, aparecieron bastantes cadáveres.
La
ermita ha sido objeto de algunas reparaciones en épocas frecuentes y en ella se
sigue celebrando cada Domingo de Pascua la tradicional “Salve Galana” con la
que culmina nuestra Semana Santa. Sin embargo, presenta serios problemas
estructurales que tenemos documentados fotográficamente y que ponían en grave
riesgo al edificio. De ahí, el interés de estas obras que, lógicamente, no se
circunscribirán a una mera labor de “maquillaje” exterior, sino que abordarán sus
problemas reales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario