El 24 de enero de
1755 fue nombrado Mayordomo de la ciudad de Borja D. Antonio Cuartero y Enciso. Probablemente, era originario de
Fréscano, dado que la documentación presentada para acceder a este cargo, venía
certificada por el Secretario del Ayuntamiento de esa localidad, D. José Pérez.
En cualquier caso,
estaba llamado a desempeñar puestos relevantes en nuestra ciudad; primero, en
el ámbito administrativo, pues fue colector del hospital Sancti Spiritus y
administrador de la Primicia; hasta que el 1764, por cédula real fue nombrado
Regidor Perpetuo de Borja. Tras renunciar al cargo de mayordomo, el 13 de
febrero de 1764, realizó el juramento preceptivo para ocupar la vacante que, en
la corporación municipal, había dejado D. Joaquín de Lajusticia.
Entre los cometidos
desempeñados como regidor, destaca la realización del primer inventario de los
documentos conservados en el archivo municipal. En 1774, fue comisionado para
trasladarse a Talamantes y destruir los pozos de nieve habían construido en los
que, en definitiva eran “términos generales de la ciudad”, sobre los que esta
ejercía jurisdicción. Sin embargo, allí le esperaba el Alcalde de Talamantes,
Felipe Romanos, con 38 hombres armados con escopetas y palos, por lo que para
evitar males mayores, decidió retirarse, dando comienzo a un dilatado
contencioso que no se resolvió hasta 1782.
En 1783, fue elegido
por sorteo Diputado de Millones en representación de los reinos de Aragón y
Valencia. Para desempeñar este cometido con la dignidad que consideraba
necesaria, vendió un rebaño de ovejas que tenía. Durante su estancia en Madrid
consiguió el restablecimiento de dos plazas de clarineros y una de timbalero,
para acompañar a la corporación en las grandes solemnidades.
En 1789, siendo Regidor
Decano fue el encargado de organizar las celebraciones con motivo de la
proclamación de Carlos IV, que se llevaron a cabo con gran brillantez, acuñando
los dos tipos de monedas de las que, como informamos en su momento, hemos conseguido
sendos ejemplares.
Fue nombrado Corregidor
interino, pero al tomar posesión el nuevo corregidor titular, designó para
sustituirle a D. Francisco Lajusticia, aduciendo la avanzada edad y achaques de
D. Antonio Cuartero, lo que provocó su enojo, iniciando un pleito ante el Real
Acuerdo, logrando una Real Provisión por la que se ordenaba que, quien debía sustituir al corregido, en
caso necesario, era el Regidor Decano D. Antonio Cuartero, el cual siguió
ocupando su puesto en la corporación, hasta su fallecimiento en 1799, diez años
después de los despectivos comentarios del corregidor sobre su estado de salud,
que tanto le habían molestado.
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