San
Juan de Réome (siglo VI). Nacido en la diócesis de
Langrés (Francia), profesó como religiosos en el monasterio de Lérins. El
obispo de su diócesis le encargó la fundación de un nuevo monasterio en Réomé,
de la que fue abad hasta su fallecimiento a edad muy avanzada que algunos
autores indican que estaba próxima a los cien años y que acaeció a mediados del
siglo VI. La abadía por él fundada se llamó posteriormente, en su honor de
Moutier-Saint-Jean.
San
Jacobo de Palestina (siglo VI). Originario de Palestina, se
conocen muy pocos datos de su vida. Al parecer, se retiró a vivir como ermitaño
en una cueva cercana a la actual ciudad de Haifa. Su vida ejemplar atrajo a
muchas personas de los alrededores que iban a solicitar consejo. Sin embargo, a
pesar de su ascetismo, en un momento determinado cedió a la tentación de la
carne, llegando incluso al crimen. Profundamente arrepentido, se retira a vivir
en el interior de la tumba, llevando a cabo las más rigurosas disciplinas,
llegando a dudar en determinados momentos, de hacerse acreedor del perdón del
Señor. Pasados muchos años, una sequía azota la región y sus habitantes van en
su busca para que ruegue a Dios con el fin de conseguir la ansiada lluvia. Al
conseguirlo, comprende que por grande que sean los pecados de una persona, la
misericordia del Señor es infinita, por lo que puede morir en paz, cumplidos ya
los 75 años.
San
Julián de Cuenca (siglo XII). Nacido en Burgos, en 1128,
era hijo de mozárabes toledanos. Doctorado en la universidad de Palencia, fue
profesor de la misma a temprana edad pero, a los 35 año, decidió abrazar la
carrera eclesiástica, ejerciendo su labor pastoral, tras ser ordenado, en la
región de Córdoba. Posteriormente, fue nombrado arcediano de la catedral de
Toledo y, en 1198, consagrado obispo de Cuenca, siendo el segundo prelado que
rigió esa sede, en la que falleció el 28 de enero de 1208, con 90 años de edad.
Santo
Tomás de Aquino (siglo XIII). Nacido en 1225 en el castillo de Roccasecca, en
el seno de una familia noble y cuyo padre estaba emparentado con el emperador
Federico II, inició su formación en la abadía de Montecasino, de la que abad un
tío suyo. Cursó después estudios en la universidad de Nápoles y, en 1244
ingresó en la Orden de Predicadores, a pesar de la oposición familiar.
Percatados sus superiores de su excepcional capacidad intelectual, lo enviaron
a la universidad de París, donde tuvo como maestro a San Alberto Magno, que lo
llevó consigo a Colonia, completando su formación. Volvió a París en 1252,
donde obtuvo el grado de Doctor en Teología a la temprana edad de 31, siendo
nombrado maestro de la citada universidad. Posteriormente, ejerció la docencia
en Nápoles, Orvieto, Roma y Viterbo, antes de regresar a París, llevando a cabo
durante esos años su ingente labor de producción intelectual que hizo de él una
de las principales figuras de la Teología y punto de arranque de una escuela
que llevó el nombre de tomista. En su última etapa le encomendaron la fundación
de un nuevo capítulo provincial en Nápoles, donde fue recibido con gran
entusiasmo por el prestigio que gozaba. Murió el 7 de marzo de 1274 en el
monasterio de Fossanova. Por eso, su fiesta se celebraba antes ese día, aunque
posteriormente se cambió al 28 de enero que corresponde a la de traslación de
sus restos mortales, en 1369, a Toulouse. Fue canonizado el dieciocho de julio
de 1323 por Juan XXII. San Pío V, el once de abril de 1567, lo declaró Doctor
de la Iglesia. León XIII lo proclamó patrón de todas las universidades y
escuelas católicas, en 1880.
Beato
Bartolomé Aiutamicristo (siglo XIII). Nacido en Pisa, en
el seno de una familia noble, decidió renunciar a todo, ingresando como hermano
lego en el monasterio camaldulense de San Frediano, donde destacó por su
humildad y una vida dedicada a la oración, hasta su fallecimiento el 28 de
enero de 1124. Venerado desde los primeros momentos y con numerosos milagros
atribuidos, su culto fue confirmado por Pío IX en 1857.
Beato
Julián Maunoir (siglo XVII). Nacido en Saint-Georges-de-Reintembault
(Francia), el 1 de octubre de 1606, se educó en Rennes en el colegio que los
jesuitas tenían en esa ciudad. Atraído por su ejemplo, ingresó en el noviciado
de Saint Germain de París, donde emitió sus votos en 1627. Tras completar su
formación fue ordenado sacerdote en 1640. Desarrolló su labor pastoral,
predicando misiones en diferentes regiones de Francia, utilizando singulares
recursos didácticos. Nada menos que 439, a lo largo de 43 años de actividad
pastoral, en uno de los cuales logró más de 3.000 conversiones y numerosas
curaciones de enfermos. A pesar de su incansable actividad, falleció el 28 de
enero de 1683, cuando preparaba una nueva misión. Fue beatificado por el Papa
Pío XII en 1951, siendo proclamado patrón de la Bretaña, a cuya evangelización
consagró buena parte de su vida.
Santos
Ágata Lin Zhao, Jerónimo Lu Tingmei y Lorenzo Wang Bing
(siglo XIX). Jerónimo Lu Tingmei
nacidó, en 1810, en la ciudad de Mao-Keou (China). Maestro de profesión, se
convirtió al Cristianismo, leyendo de manera accidental un libro. Buscó un
misionero que bautizara a toda su familia y ejerció como activo catequista en
toda la región. Lorenzo
Wang Bing, había nacido en Kouy-Yang, en 1811, en el seno de una familia que ya
era cristiana y también trabajaba como catequista. Ágata Lin Zhao había nacido
en 1817 en Ma-Trang, también en una familia cristiana que había dado testimonio
de su Fe, pues el padre estaba detenido en aquellos momentos. Habiendo
renunciado al matrimonio para consagrarse al Señor, el obispo de la diócesis,
le encargó de la catequesis de las niñas en Mao-Keou y, estaba acogida en la
casa de Lorenzo Wang, donde todos ellos fueron detenidos, a raíz de haber
iniciado la construcción de una iglesia en la ciudad. Denunciados por los
parientes de Jerónimo Lou, el mandarín responsable de la ciudad, les intimó a
renunciar a la fe cristiana y, al haberse negado, fueron decapitados el 28 de
enero de 1858. Beatificado en 1909, por San Pío X, el Papa San Juan Pablo II
los canonizó, en el año 2000, dentro del conjunto de todos los mártires chinos.
San
José Freinademetz (siglo XIX). Nacido el 15 de abril de
1852 en Oies (Italia), cursó los estudios eclesiásticos en el seminario de Bresanone,
siendo ordenado sacerdote en 1875. Ejerció como párroco rural, pero impulsado
por una fuerte vocación misionera, ingresó en la Congregación del Verbo Divino
y marchó a la casa que tenía en Steyl para la formación de misioneros, desde
donde, el 2 de marzo de 1879, partió para China. Tras arribar a Hong Kong
permaneció esa ciudad, durante dos años, preparándose para su trabajo en la
provincia de Shantung del Sur que le había sido asignada. Allí desarrolló una
ingente labor, en colaboración con los catequistas a los que formó, para lo que
escribió un manual de catequesis en chino. En 1898, cayó gravemente enfermo y
el obispo lo envió a Japón para recuperarse. Retornó algo recuperado, pero el
28 de enero de 1908, falleció a consecuencia de una epidemia de “tifus”.
Beatificado por el Beato Pablo VI en 1975, fue canonizado por San Juan Pablo II
en 2003.
Beato
Moisés Tovini (siglo XX). Nacido el 27 de diciembre
de 1877 en Cividate Camuno (Italia), tras cursar los estudios eclesiásticos en
el seminario de Brescia, fue ordenado sacerdote en 1900. Completó su formación
en Roma, donde logró doctorarse en Matemáticas y Filosofía, así como la
licenciatura en Teología. Al regresar a Brescia, en 1904, fue uno de los
primeros tres sacerdotes que pidieron
ingresar en la Congregación de Oblatos de la Sagrada Familia, integrada por sacerdotes
diocesanos, a disposición del obispo. Fue profesor del seminario y rector del
mismo durante muchos años. Pero su
acción pastoral se proyectó a los más diversos ámbitos de la ciudad y la
diócesis, siendo especialmente reconocido por su preparación científica y por
su labor apostólica, especialmente orientada a la formación de los jóvenes.
Falleció el 28 de enero de 1930, siendo beatificado el 17 de septiembre de
2006.
Beata
María Luisa Montesinos Orduña (siglo XX). Nacida en
Valencia el 3 de marzo de 1901, con una sólida formación religiosa, colaboró en
diversas actividades apostólicas, a través de la Acción Católica a la que
pertenecía. Durante la guerra civil fue detenida juntos con su padre, una
hermana, dos hermanos y una tía, siendo todos fusilados en Picassent, el 28 de
enero de 1937. Fue beatificada por San Juan Pablo II en 2001.
Beata
Olimpia Bidà (siglo XX). Nacida en 1903 en Tsebliv (Ucrania),
profesó como religiosa en la
Congregación de las Hermanas de San José, siendo destinada a la localidad de Zhuzhil.
Durante la persecución desencadenada por Stalin fue detenida con una compañera,
en 1950, siendo condenada bajo la acusación de actividades antisoviéticas.
Enviada al campo de concentración de Kharsk en Siberia, falleció a consecuencia
del hambre y las privaciones el 28 de enero de 1952, a la edad de 49 años. Fue
beatificada por San Juan Pablo II, en 2001, junto con otros 23 mártires
ucranianos.
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