El 17
de marzo de 1901 nació en Tafalla D. José
Cabezudo Astraín. Tras obtener las licenciaturas en Derecho y Filosofía y
Letras en la universidad de Zaragoza, ingresó en el Cuerpo de Registradores de
la Propiedad, ejerciendo su profesión en Borja, durante varios años. El 3 de
octubre de 1954 fue nombrado Académico Correspondiente en Borja de la Real
Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza. Consejero de la
Institución “Fernando el Católico”, fue un gran bibliófilo y autor de numerosos
trabajos de investigación aparecidos en diversas revistas. En 1957, publicó en
Seminario de Arte Aragonés un artículo sobre “Nuevos documentos sobre pintores
aragoneses del siglo XV”, en el que hacía referencia a Jaime Lana al que, en
aquellos momentos, se atribuían las tablas de la colegiata de Santa María. En
1971 fue distinguido con el Premio “San Jorge” de la Excma. Diputación Provincial
de Zaragoza. Falleció en la capital aragonesa el 6 de septiembre de 1979.
El 17
de marzo de 1946 nació en Borja la hermana
María José Sanjuán Cuartero. El 15 de septiembre de 1964 ingreso en la
Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana, emitiendo la Profesión
Perpetua el 14 de septiembre de 1973.
Tenía
el título de maestra y ejerció su labor docente y apostólica en varios colegios
y centro de su congregación. En 1968 fue destinada al Colegio de Santa Ana de
Zaragoza y, en 1970, pasó a la residencia “Madre Rafols” en la misma ciudad. Un
año después trabajó en las Escuelas de San José de la capital aragonesa y,
entre 1981 y 1989, estuvo destinada en el colegio de Calatayud.
A
comienzos de 1989 vino como Directora al Colegio de Santa Ana de Borja donde, a
lo largo de tres años, llevó a cabo una intensa actividad, compatibilizando sus
actividades docentes con el trabajo con jóvenes que hizo posible su
nombramiento como Delegada de Pastoral Vocacional y Animación Misionera, en
febrero de 2001.
El 2
de septiembre de 2002 fue designada Directora del colegio de Caspe y
encontrándose allí tuvo que regresar a Borja para firmar la documentación escolar
pendiente. En el viaje de regreso en ferrocarril, cuando el tren acababa de
partir de la estación de Zaragoza se produjo un trágico accidente en el que
falleció.
Su
sepelio constituyó una impresionante muestra de dolor y cariño por parte de las
numerosas personas que quisieron dar testimonio de su reconocimiento hacia
quien entregó su vida a la misión que la Iglesia y su congregación le habían
confiado.
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