Mañana
viernes 24 de marzo, a las nueve de la noche, en el Teatro Cervantes de Borja
se ofrece una grabación de la ópera de Verdi La Traviata que fue realizada en la Scala de Milán en 2013.
La Traviata es, probablemente, la obra
más conocida del gran músico italiano y el teatro de la Scala un lugar
emblemático, sumamente exigente ante este tipo de representaciones. Porque
todavía permanece vivo el recuerdo de la mítica interpretación que, en 1955,
llevó a cabo allí María Callas. El éxito fue tan apoteósico que los
responsables del teatro no volvieron a programar esa ópera hasta 1964.
Entonces, y a pesar de que la dirección corría a cargo de von Karajan, los
intérpretes tuvieron que salir escoltados por la policía, y no se interpretó de
nuevo hasta 1990.
Con
estos antecedentes, no es de extrañar que esta versión que vamos a ver en
Borja, con la que la Scala abrió su programación de la temporada 2013-2104,
también fuera objeto de críticas. Se reprochó al responsable escénico Daniele
Gatti una excesiva liberalidad a la hora de adaptar la trama ideada por Verdi.
De entre los solistas, destacó la alemana Diana Damrau, en el papel de la protagonista
Violeta, aunque con indudable crueldad le achacaron no responder al estereotipo
de la joven, algo que por otra parte es frecuente en las representaciones
operísticas. Bajo la dirección de Dmitri Tcherniakov, actuaron la orquesta y
coros de la Scala que tampoco se libraron de las críticas.
Pero,
al margen de todo ello, lo interesante es que Borja se suma a una corriente que
cobra fuerza en los últimos tiempos, la posibilidad de contemplar óperas, bien
en directo o, como en este caso, mediante grabaciones efectuadas en teatros
emblemáticos. Ojalá llegáramos a fomentar una cultura musical con el nivel
suficiente para poder reclamar las mejores grabaciones disponibles en el
mercado.
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