Falces. Vista general |
El 23 de julio de 1752
fue nombrado Maestro de Capilla de la colegiata de Borja Salvador de Allo, natural de Falces (Navarra). Su designación fue
anómala, porque las oposiciones para cubrir la plaza habían sido suspendidas
por decisión del cabildo, pero los patronos de la fundación que proveía los
fondos necesarios para la contratación de los maestros de capilla, decidieron
elegirle, lo que finalmente fue aceptado por los capitulares en la fecha citada.
Sin embargo, muy pronto surgieron problemas y fue amonestado por pretender que
las lecciones que impartía a los “infantillos” tuvieran lugar en su casa. Más
grave fue la denuncia presentada por un beneficiado, manifestando que había
sido objeto de una agresión por parte del Maestro de Capilla. Como consecuencia
de ello, a comienzos de noviembre de 1752 se tomó el acuerdo de despedirlo.
Cirauqui. Portada iglesia parroquial |
Las expresiones de
arrepentimiento y la petición formulada por Salvador de Allo hicieron que la
decisión fuera reconsiderada, pero el hecho de que los votos favorables fueran
once frente a diez contrarios, demuestra la división creada en el seno del
cabildo. Finalmente, en 1773 abandonó Borja al haber sido nombrado organista de
Cirauqui (Navarra).
El 23 de julio de 1921
el borjano Claudio Martínez Sanmartín
se alista al Tercio de Extranjeros, a la Legión. La noticia puede parecer
insignificante pero, en su momento, el semanario local Ecos del Moncayo destacó este hecho. Hay que tener en cuenta que
España vivía la tragedia de la guerra en Marruecos y, poco antes, se había
producido el desastre de Annual en el que murieron 13.000 soldados españoles, entre
ellos seis borjanos Teodoro Martínez Murillo, Martín Alda Ballesta, Sebastián
Nogués Sanmartín, Andrés Giraldos Gomara, Paulino Pellicer Andía y Leandro
Aznar Romanos. Dados por desaparecidos sus nombres se fueron difuminando en el
tiempo. Justo es que recordemos, como merecen, los que dieron su vida por
España.
El desastre propició el
derrumbamiento de nuestras posiciones en el norte de África y Melilla se vio gravemente
amenazada. Cuando su caída parecía inminente, el 24 de julio llegaron desde
Ceuta, por vía marítima, la I y la II Banderas de la Legión. Las mandaban el
comandante D. Francisco Franco Bahamonde y el comandante D. Fernando Cirujeda
Galloso, y la Legión salvó a Melilla. El entusiasmo fue indescriptible y nuevos
voluntarios se alistaron para nutrir sus filas en esa nueva fuerza que había
recibido a su primer legionario el 20 de septiembre de 1920 (fecha que se
considera el arranque de la Legión, aunque había sido fundada unos meses
antes). Poco después llegaron 400 catalanes desde Barcelona, lo cuales
constituyeron el contingente más numeroso de aquellos primeros momentos. En ese
ambiente, alimentado por el espíritu que Millán Astray había inculcado al
Tercio de Extranjeros, el borjano Claudio Martínez Sanmartín, que ya tenía 33
años, se sumó a sus filas cuando se encontraba accidentalmente en Melilla.
Aunque Ecos del Moncayo fijó su
alistamiento el 23 de julio, es probable que se produjera tras la llegada de
aquellas dos banderas.
Fue destinado a la 4ª
Compañía de la II Bandera, la que mandaba el comandante Cirujeda y con ella
participó en numerosas acciones. Intervino en la toma de Tizza, en la de Nador
y en las acciones de Zeluán, Monte Arruit y Dar Drius. Tras catorce meses de
campaña, en los que no sufrió ninguna herida, decidió licenciarse y volvió a
Borja, donde había nacido en 1889 y de donde había partido siendo muy joven.
Nada más sabemos de su historia, cosa frecuente en aquella Legión, pero le cabe
el honor de haber sido el primer borjano en vestir el glorioso uniforme del
nuevo Tercio.
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