Una de
las jornadas del reciente congreso de franciscanismo que venimos comentando en
los últimos días se desarrolló en la sede de La Rábida de la Universidad
Internacional de Andalucía, donde pudimos disfrutar de sus excelentes
instalaciones y de la cordial acogida, al igual que en años anteriores lo
hicimos en la sede de Baeza.
Allí,
junto a la entrada del campus se conserva la pequeña casa en la que se albergó
Zenobia Camprubí Aymar, la esposa del poeta Juan Ramón Jiménez, como lo
recuerda la placa que los “Amigos de Zenobia y Juan Ramón” le dedicaron en el
90 aniversario de su boda.
Zenobia
había nacido en Malgrat de Mar (Barcelona) el 31 de agosto de 1887, en el seno
de una familia acomodada, con ascendencia norteamericana y corsa por parte
materna. Disfrutó de una esmerada educación en la universidad de Columbia. En
1909, llegó a La Rábida, ya que el padre era el ingeniero jefe del puerto de
Huelva. Conoció a Juan Ramón en una conferencia de Bartolomé Cossío en Madrid e
iniciaron una relación que no contó con la aprobación de los padres de Zenobia,
hasta el punto de hacerla viajar a Nueva York, para alejarla del poeta, a
finales de 1914. Pero, Juan Ramón cruza el Atlántico y el 2 de marzo de 1916 la
pareja contrajo matrimonio en la iglesia de St. Stephen. Zenobia murió el 28 de
octubre de 1936, tres días después de que le fuera concedido el Premio Nobel al
poeta. Ese mismo día era nombrada “Hija Adoptiva de Moguer”.
En
esta casa de Moguer había nacido el 23 de diciembre de 1881, uno de los hijos
más ilustres de esa localidad. Convertida en Museo constituye en la actualidad
uno de los muchos hitos que jalonan el casco urbano, recordando al Premio Nobel
y su obra. Porque Moguer es un auténtico museo de escultura urbana relacionada
con el poeta que tiene su reflejo también en las placas colocadas en los
lugares que guardan relación con su obra.
Precisamente,
junto al convento de Santa Clara que visitamos, encontramos esta escultura de
Víctor Pulido que, con el título de “Asnografía” recuerda a Platero y también
pudimos fotografiar esta placa que alude a los muros y la espadaña de la
iglesia del monasterio.
El
objetivo de nuestra estancia en Moguer era seguir las huellas colombinas, pero
nos hubiera gustado disponer de tiempo para poder visitar sus museos que,
además del citado, hay otro en la casa situada en el nº 10 de la actual calle
de Juan Ramón Jiménez, a la que la familia se trasladó cuando el poeta tenía
cuatro años de edad.
Moguer
dispone también de un Museo de Escultura al aire libre en el que se encuentran
las dedicadas a Juan Ramón y Zenobia, pero también otras ocho relacionadas con
la obra del poeta, además de siete monumentos relacionados con los
acontecimientos colombinos y otros temas, entre los que destaca el consagrado a
la Virgen de Montemayor, Patrona de la localidad.
Ofrecemos
imágenes de la que lleva por título “Idilio de abril”, obra del escultor Pedro
Requejo, que está inspirada en Platero y yo, como todas las restantes, y que
fue inaugurada en 2014. La segunda es “El
tío de las vistas”, realizada por el escultor Martín Lagares e inaugurada el
mismo año.
Por
otra parte, el recorrido por las limpias calles de la población se ve jalonado
por placas de azulejería que recuerdan lugares entrañables o fragmentos de la
obra de ese gran escritor que, desgraciadamente, muchos jóvenes actuales no
suelen ya leer y que asocian el nombre de Platero a un grupo musical ya
desaparecido.
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