El 10
de diciembre de 1874 nació en Borja D.
José María Pereda Matud. Era hijo del Maestro de Capilla de Santa María D.
Manuel Pereda Ruiz y de Dª. Juana Matud. Desde niño destacó por su piedad, por
lo que decidió cursar los estudios eclesiásticos en el seminario de Tarazona,
siendo ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1899. Destinado como coadjutor
a la parroquia de Buñuel, pasó poco después a Borja, como capellán del
hospital. En 1903 fue nombrado Vice-Director de la Congregación de María
Inmaculada y San Luis Gonzaga, a la que consagró toda su vida y de la que el 27
de mayo de 1911 se convirtió en Director. Coadjutor de la parroquia de Santa
María y más tarde beneficiado, su principal labor estuvo siempre vinculada a
las congregaciones pues, en 1919 se hizo cargo también de la de San Estanislao
de Kostka, semillero de jóvenes que después pasaba a la de San Luis y a la
Acción Católica. Prototipo de sacerdote consagrado a las labores apostólicas,
su huella se dejó sentir en varias generaciones de borjanos a los que supo
inculcar sus tres grandes pasiones: El amor a la Virgen, el amor a la congregación
y el amor a Borja. Él mismo reconocía que Dios no le había dotado de grandes
capacidades intelectuales, pero bastó el ejemplo de su vida para mover el
corazón de muchos jóvenes. Consagrado a la oración y la acción, era el primero
en acudir a la iglesia y, tras celebrar la Santa Misa, dedicar muchas horas al
confesionario. Generoso y desprendido, siempre dispuesto a ayudar a todos, su
cariño a Borja le impulsó a renuncias a otras oportunidades, entre ellas una
canonjía que le ofreció el propio ministro de Gracia y Justicia, atendiendo a
sus grandes cualidades como barítono. Renunció a ello, aduciendo “Soy feliz en
Borja y me debo a mi ciudad y a su juventud”. Su fallecimiento el 3 de febrero
de 1948, supuso una auténtica conmoción y su entierro una de las mayores
manifestaciones de duelo que se recuerdan. Pocos días después, el Ayuntamiento
tomó el acuerdo de dar su nombre a la calle de las Pelinas que pasó a llamarse
de “Mosén Pepe”, el apelativo popular con el que siempre se le conoció. Siendo
Alcalde D. Lorenzo Nogués se eliminó su nombre del callejero, junto con el de
otros ilustres sacerdotes borjanos.
El 10
de diciembre de 1924 nació en Ceberri (Vizcaya) sor Belén Zuloaga. Profesó como religiosa en la congregación de la
Compañía de María. Estuvo destinada en Magallón, formando parte de la comunidad
que se había establecido en esa localidad, atendiendo a la llamada de su
párroco D. Agustín Callejas. Allí desarrolló una intensa actividad apostólica
hasta que falleció en accidente de tráfico en el término municipal de Albeta.
El Ayuntamiento de Magallón quiso honrar su memoria dedicándole una de las
calles.
El 10
de diciembre de 1961 falleció en Gallur el coronel D. Adolfo Rubín de Celis que había nacido en Gracia (Barcelona) el
29 de marzo de 1872. Siendo niño falleció su padre, también coronel,
combatiendo en Puente de la Reina (Navarra) en el transcurso de la tercera
guerra carlista. Muy pronto destacó como dibujante y pintor, por lo que le fue
ofrecida una beca para formarse en Roma, pero prefirió seguir la tradición
familiar e ingresó en el Ejército a los 17 años. Promovido al empleo de
Teniente de Infantería en octubre de 1893, fue destinado al regimiento “Alba de
Tormes” nº 8 de guarnición en Zaragoza. Pidió ir destinado a la isla de Cuba y
el 25 de agosto de 1895 embarcó en el vapor Montevideo que le condujo a La
Habana. Allí permaneció hasta la finalización de las hostilidades, mandando una
guerrilla. Tras la firma de la Paz de París fue repatriado, llegando a la península
el 15 de enero de 1899. Ascendido a capitán, volvió destinado a Zaragoza y de
allí pasó al regimiento León nº 38, al ascender a comandante. Cuando se
proclamó la II República solicitó el retiro voluntario que le fue concedido el
19 de julio de 1931. Fijó su residencia en Gallur, pues estaba casado con Dª.
María Pilar Zaldívar, hija del notario D. Pascual Zaldívar, natural de esa
localidad. Su relación con Gallur había sido estrecha con anterioridad y en
1902 ayudó para que pudiera instalarse el alumbrado eléctrico en el casco
urbano. Al comienzo de la Guerra Civil fue nombrado Jefe Local de Milicias de
FET, ya que al haber cumplido los 60 años no podía incorporarse al frente. En
Gallur continuó el resto de su vida, cultivando las aficiones de su juventud,
especialmente la Pintura. En 1972, D. Carlos García Sinusia propuso que le
fuera dedicada una calle del municipio.
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