El 21 de diciembre de 1902
nació en Ainzón D. Tomás Bona Sanz.
Cursó estudios en Zaragoza, siendo un alumno destacado. Comenzó a trabajar como
cajista en Heraldo de Aragón, pero al regresar su familia a Ainzón, aprendió el
oficio de carpintero en Borja, abriendo después su propio taller en su
localidad natal, el cual regentó hasta su jubilación. Su amor por la Música, le
llevó a aprender Solfeo y a ejercitarse con la guitarra y la bandurria. Lo que
había conseguido con gran esfuerzo personal quiso transmitirlo a jóvenes y
mayores de ese municipio y, en torno a 1950, comenzó a impartir clases hasta
que logró formar una rondalla que llegó a contar con 60 personas, entre
intérpretes, bailadores y cantadores, a los que dirigió hasta 1972, actuando en
muchos municipios de la comarca. Falleció el 22 de abril de 1978.
El 21 de diciembre de
1940 nació en Carabantes (Soria) D.
Jesús Garcés Hernández. Cursó los estudios eclesiásticos en los seminarios
de El Burgo de Osma y Tarazona, siendo ordenado sacerdote el 19 de diciembre de
1964. Fue destinado como coadjutor a la parroquia de la Magdalena de Tarazona,
desde donde se hizo cargo, durante seis meses, de la parroquia de Brea de
Aragón. El 16 de septiembre de 1966 tomó posesión como ecónomo de la parroquia
de Alconchel de Aroza y encargado de la de Torrehermosa, donde ejerció su
ministerio hasta que, en 1968, fue nombrado formador y profesor del colegio de
la Sagrada Familia de Tarazona, donde permaneció durante 21 años, aunque
compaginando sus tareas docentes con otras actividades pastorales, como la de
ecónomo de la parroquia de Torrellas (entre 1977 y 1982); párroco de Santa Cruz
de Moncayo (1986); y de nuevo párroco de Torrellas en 1987, junto con la de Los
Fayos. Al comienzo del curso académico de 1989-90 cesó en el colegio al haber
sido nombrado vicario parroquial de la Merced de Tarazona. En julio de 1992,
fue enviado como co-párroco de Mallén, Agón y Bisimbre y, más tarde también de
la parroquia de Fréscano.
Al ser designado en
octubre de 1997 co-párroco de Borja, continuó atendiendo a las parroquias de
Agón y Bisimbre, hasta que dos años después se hizo cargo de la de Bureta, sin
cesar en Borja. El resto de su vida permaneció en nuestra ciudad, desarrollando
una intensa actividad ya que, desde 1992, era Delegado de Medios de Comunicación
de la diócesis y director de Iglesia en Tarazona.
Aún le quedaba tiempo
para apoyar otras iniciativas culturales como la Orquesta Laudística Aguilar,
de la que formó parte desde su creación. Fue un gran sacerdote y un hombre
bueno que supo granjearse el cariño de todos los que tuvieron la fortuna de
conocerlo. Falleció el 27 de enero de 2011, tras una larga y penosa enfermedad
que asumió con gran entereza, siendo sepultado en el cementerio de Borja, como
fue su deseo.
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