El 8 de diciembre de 1657
nació en Mallén D. José Velázquez y
Linás. Era hijo de Bartolomé Velázquez y de Petronila Linás y Aznar,
hermana del arzobispo de Tarragona fray Jose Linás y Aznar. Cursó la carrera
eclesiástica y fue canónigo de la Seo zaragozana. Sufragó la construcción y
dorado del actual retablo mayor de la iglesia parroquial de Mallén. Donó
también varias jocalias, como se hace constar en el Libro de Fundaciones de la
citada iglesia. En la Real Academia de la Historia, dentro de la colección de
D. Luis Salazar y Castro, se conservan algunas cartas remitidas por él,
instando a escribir sobre la tradición de la venida de la Virgen del Pilar a
Zaragoza. Atendiendo a su prestigio fue nombrado arzobispo de Orestán (creemos
que se trata de la archidiócesis de Oristano en Cerdeña), pero murió antes de
ser consagrado.
El 8 de diciembre de 1809
fue sacado de la cárcel de la Aljafería fray
José de la Consolación, a la que había llevado el 30 de noviembre, al ser
capturado por los franceses. Nacido en Villafeliche el 2 de septiembre de 1769,
era religioso agustino y tuvo una destacada actuación durante los Sitios de
Zaragoza, pues no solamente se dedicó a prestar asistencia a los combatientes,
sino que participó en la elección de Palafox como Capitán General y formó parte
de la Junta Gubernativa, como hombre de confianza, asistiéndole en los momentos
finales del asedio junto con el P. Boggiero. Tras la rendición de la ciudad fue
enviado por las autoridades francesas a Jaca para negociar la capitulación de
esa plaza. Existen versiones contradictorias sobre su actuación y algunos
afirman que fue censurada y exclaustrado. Sin embargo, lo cierto es que terminó
detenido en la Aljafería y desde allí lo llevaron en la fecha citada, andando
atado con otros prisioneros Ebro arriba, y al llegar a Luceni, por causas que
no se conocen, fue separado de sus compañeros y fusilado. Sus restos fueron
arrojados al Canal Imperial, a la altura del puente de la Canaleta. Allí
aparecieron el 5 de febrero de 1816, siendo trasladados a la iglesia parroquial
y, posteriormente, conducidos a Zaragoza donde fueron enterrados el 23 de
agosto de 1816 en su convento, situado en la plaza del Pilar donde ahora se
levanta la Hospedería. En la calle Dr. Palomar existe una lápida dedicada a su
memoria.
El 8 de diciembre de 1880
fue elegido primer Presidente del Sindicato de Riegos de Borja D. Amado Badía Saldugues, tras la
aprobación de sus estatutos el 3 de junio de 1879. Cuando publicamos su reseña
en nuestro Diccionario Biográfico, destacamos esa circunstancia, así como el
hecho de haber presidido también la Comisión Organizadora de los festejos que
tuvieron lugar con motivo del I Centenario de la Virgen de la Peana en 1889. No
teníamos entonces otros datos de su biografía que ahora podemos completar
diciendo que había nacido en 1834, siendo destinado como notario a nuestra
ciudad el 29 de mayo de 1869, donde ejerció hasta su fallecimiento el 16 de
diciembre de 1890 a una edad temprana, pues sólo tenía 56 años. En su lápida se
hace constar que era caballero de la Real Orden de Carlos III, distinción que
le había sido concedida por Alfonso XII en mayo de 1884.
El 8 de diciembre de 1894
nació en Borja D. Dionisio Pérez Viana.
Muy pronto destacó por su brillante inteligencia y su extraordinaria
elocuencia. Sin otros estudios que los cursados en la Escuela Primaria fue un
político destacado, cuya carrera se inició cuando fue elegido Alcalde de Borja
el 30 de noviembre de 1926. Desempeñó el cargo durante cuatro años en los que
realizó una brillante gestión. A él se debe la repoblación de la Muela Alta,
continuando la labor iniciada por sus predecesores D. Rodolfo Araus y D. Juan
Antonio Alzola. También consiguió la construcción de la carretera a El Buste
que, hasta ese momento, era un simple camino. Formando parte de las candidaturas
presentadas por la CEDA, en los comicios celebrados en 1936, fue elegido
Diputado para el Congreso. Se da la circunstancia de que en esas mismas
elecciones lograron el acto otros dos borjanos: D. Honorato Castro Bonel y D.
Mariano Tejero Manero, ambos por el Frente Popular. Al término de la guerra
civil se retiró de la actividad política, pero continuó siendo uno de los
personajes más respetado de la comarca. En ocasiones, impartía alguna
conferencia de tema cultural que congregaba a numeroso público, fascinado
siempre por su verbo encendido, como cuando, al regreso de un viaje Italia,
habló en el Teatro Cervantes sobre “Lo que en Roma vi de Borja que en Borja no
he visto”.
El 8 de diciembre de 1906
nació en Borja la hermana María
Concepción Sebastián Irache. Era hija de Alejandro Sebastián Aturrece y de
Lucía Irache Viamonte. Ingresó en la Congregación de Hermanas de la Caridad de
Santa Ana el 15 de septiembre de 1925, emitiendo los primeros votos el 15 de
septiembre de 1927 y la profesión perpetua el 15 de septiembre de 1932. Su
primer destino fue la leprosería de la isla de Providencia (Venezuela), por
donde pasaron varias religiosas de nuestra zona. El 5 de marzo de 1936 fue
enviada a Costa Rica, donde permaneció el resto de su vida, cuidando enfermos
de tuberculosis y lepra.
Muy conocida y querida
en toda esa república centroamericana, al cumplir los 73 años fue enviada a la
Casa Provincial de Llorente de Tibás, donde falleció el 5 de enero de 1996, a
los 89 años y fama de santidad entre todos los que la trataron.
Nunca olvidó su origen borjano, atendiendo a
todos los que se desplazaban a aquellas lejanas tierras. Recordaba con emoción
la visita que efectuó al B/E Juan Sebastián de Elcano, durante su estancia en
Puerto Limón en 1974. Para ello no dudó en atravesar todo el país, al saber que
en esa unidad de la Armada Española viajaba un borjano, y a bordo del buque,
pudo pasar una tarde, pisando “tierra española” como decía.
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