viernes, 15 de diciembre de 2017

Efemérides del 15 de diciembre


El de diciembre de 1647 la ciudad de Borja eligió a D. Pedro Jordán de Antillón como capitán de las tropas aquí alistadas para participar en la campaña de Cataluña. A largo de ese conflicto fueron enviadas varias compañías que estuvieron en Fraga y Barbastro y en sitio de Lérida. D. Pedro Jordán había nacido en Mallén y pertenecía a la familia de los Brun. El 1 de octubre de 1636 sentó plaza como soldado en la compañía de D. Juan Garcés Urtubia, que formaba parte del ejército que entró en Francia. En septiembre de 1637 fue nombrado alférez de la compañía del capitán Miguel Francolín con la que participó en la campaña de Portugal. Al término de la misma embarcó en el navío San Ambrosio, con el sueldo de alférez, estando presente en la triste jornada de las Dunas, donde fue hecho prisionero. Al cabo de seis meses de cautiverio pudo escapar y, tras servir como soldado en el presidio de Cádiz, embarcó en la Armada del Mar Océano. Con ella viajó a Pasajes y allí fue elegido para pasar a Flandes, a bordo del San Ambrosio. Participó en los combates del canal de la Mancha frente a los holandeses, siendo hecho prisionero el 21 de octubre de 1639. Posteriormente sirvió como soldado en el Ejército de Cantabria y en 1640 fue nombrado Ayudante de Sargento Mayor en el Ejército de Cataluña. En esa campaña fue herido en el ataque a Mendiel. El 24 de mayo de 1642 el rey le concedió el mando de una compañía y luchando al frente de ella fue hecho prisionero en marzo de 1643, durante el ataque a Miret. Siguió mandándola hasta que la ciudad de Borja lo eligió como capitán de su gente. Falleció sin descendencia en fecha que no hemos podido establecer y sus méritos fueron aportados por su sobrino D. Miguel Brun y Agüero para optar a una plaza en Nueva España.




El 15 de diciembre de 1835 fueron suprimidos los conventos masculinos que existían en nuestra ciudad, en aplicación de las leyes desamortizadoras. La medida que supuso un duro golpe para el patrimonio artístico de Borja afectó a los conventos de franciscanos, agustinos, capuchinos y dominicos. En aquellos momentos había 30 religiosos en el de San Francisco; 19 en el de agustinos; 15 en el de capuchinos y 8 en el de dominicos. Todos ellos tuvieron que salir de Borja, salvo los más ancianos que permanecieron aquí hasta su fallecimiento. Algunos de ellos se hicieron cargo de parroquias del entorno, como sacerdotes seculares.



El 15 de diciembre de 1968 falleció en Madrid D. Antonio López Franco que había nacido en los últimos años del siglo XIX. En un artículo publicado en La Voz de Aragón se definía como “oriundo de Borja y vinculado a ella por lazos de afecto e intereses”. Cursó la carrera de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, entrando al servicio del Estado como Ingeniero de Obras Públicas. Más tarde ejerció como profesor de Química y Materiales de Construcción en la Escuela de Caminos de Madrid.



 Es considerado el introductor de la Química Cuántica en la enseñanza universitaria española, siendo el autor de un Compendio de Química para uso de sus alumnos, en 1928. En 1956, publicó con su hijo Antonio López Bustos otra obra relacionado con este tema, Nociones generales sobre las mecánicas cuántica y ondulatoria. Además, son numerosos los artículos que, con su firma, aparecieron en la Revista de Obras Públicas, tanto sobre temas de su profesión como sobre su asistencia a los congresos internacionales en los que participó. Todos ellos y otras obras suyas han sido reunidas por nuestro Centro.

            Su especial relación con Borja surgió a raíz de su estudio para la regulación de la cuenca alta del Huecha con el fin de  mejorar los regadíos de la zona. En junio de 1925, el Sindicato de Riegos de Borja le encargó la redacción del proyecto de construcción de un embalse en Morana. Eran unos momentos de euforia, propiciados por la política de fomento de obras públicas emprendida por la Dictadura de Primo de Rivera y, en la prensa local, se había iniciado una campaña bajo el lema “El futuro de Borja está en Morana” que despertó el entusiasmo de amplios sectores de la población. El proyecto fue presentado en mayo de 1926, pero la Confederación Hidrográfica opuso algunos reparos que fueron solventados con un nuevo proyecto elaborado en 1927 que  la llegada de la II República terminó cancelando, tras un nuevo estudio realizado por el ingeniero D. Primitivo M. Sagasta que lo consideró inviable.



No obstante, el interés que D. Antonio López Franco había demostrado fue determinante para que la corporación municipal, presidida por D. Juan Antonio Alzola, tomara el acuerdo el 20 de octubre de 1926, de concederle el título de “Hijo Adoptivo”. Por aquellas fechas se le había encomendado la construcción de un puente en el camino del Campo, a la altura de Maleján. No era una obra de gran envergadura, pero reviste interés ya que, en ella, López Franco puso de manifiesto su dominio de las estructuras de hormigón a las que venía dedicando especial atención desde hacía varios años. Precisamente, fue el día de la inauguración del puente, en 1929, cuando se hizo entrega a D. Antonio López Franco del título de “Hijo Adoptivo” que le había sido concedido tres años antes.

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