Acabamos de conseguir esta fotografía que lleva el sello de
D. Luis Carceller en su parte posterior y corresponde a un acontecimiento vivido
en nuestra ciudad, a comienzos de la Guerra Civil.
Durante la II República habían sido retirados los crucifijos
que presidían las aulas de las escuelas y, el 30 de agosto de 1936, se procedió a
colocarlos de nuevo, acto en el que se volcó toda la población en el curso de
una manifestación multitudinaria, en la que los sacerdotes, vestidos con
roquete y sobrepelliz partieron de la colegiata de Santa María, llevando en sus
manos, cada uno de ellos, un crucifijo que portaron hasta el Grupo Escolar.
En la imagen aparece la comitiva en el momento de acceder la
plaza de España, desde la actual calle Nueva. Todavía estaba en pie el antiguo
convento de agustinos, aunque dedicado a otros menesteres.
Era Alcalde de la ciudad, en esos momentos, D. Ernesto López
Senderos que aparece en esta otra fotografía, con la corporación municipal en
pleno, maceros y pendón, a la puerta del Grupo Escolar. La persona que aparece
a la izquierda del Alcalde es el Excmo. Sr. D. José Vicente Álvarez de Espejo y
Navarro de Eguí, III marqués de González de Castejón y laureado General que era
el militar de mayor graduación residente en Borja.
Ese mismo día, 30 de agosto de 1936, volvió a cantarse en la
puerta de la Casa Consistorial el “Alabado sea Dios” que entonaban los serenos,
antes de iniciar su ronda nocturna, y que también había sido prohibido por la
II República. Esa sencilla ceremonia, consistía en cantar la jaculatoria “Alabado
sea Dios. Bendito y alabado sea”, seguida del informe del tiempo: “Las diez en
punto y sereno” o “Las diez en punto y lloviendo”, que repetían en determinados
momentos de su recorrido, solo en lo que respecta a la información meteorológica.
En otra ceremonia similar a las del 30 de agosto fueron
repuestos los crucifijos en el Colegio de Santa Ana, aunque en ese caso, fueron
los propios miembros de la corporación municipal los que los portaban.
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