Por voluntad de su hija, varias obras del escultor aragonés
D. Ángel Bayod Usón han sido depositadas en nuestro Centro. Para comprender la
importancia de este gesto, hay que recordar que se trata de un artista al que le
fueron encomendados trabajos de gran importancia. Entre ellos el del mausoleo
del obispo mártir de Sigüenza D. Eustaquio Nieto Martín.
Esta obra, sufragada por suscripción popular, fue instalada
en 1958, en la capilla de la Anunciación de la catedral seguntina, bajo un
arcosolio anterior. La imagen yacente del obispo, realizada en alabastro, aparece
revestida de pontifical con el báculo en la mano derecha y un libro en la
izquierda. Bajo ella, sus armas episcopales.
Antes de ser llevada a Sigüenza fue expuesta en Zaragoza, en
el estudio del escultor, siendo inaugurada el 3 de diciembre de 1957 por D.
Lorenzo Bereciartúa y Balerdi, que regía la sede de Sigüenza desde 1955.
D. Eustaquio Nieto Martín había nacido en Zamora el 12 de
marzo de 1866. Era hijo de un modesto albañil y, a los doce años, entró en el
seminario de su ciudad natal donde cursó la carrera eclesiástica, siendo
ordenado sacerdote en 1891. Tras desempeñar su ministerio pastoral en Alcalá de
Henares y Madrid, fue consagrado obispo el 27 de diciembre de 1916, rigiendo la
diócesis de Sigüenza desde el 31 de marzo de 1917.
Fue un hombre muy querido por su cercanía a los más
necesitados y a todos sus fieles a los que no quiso abandonar al inicio de la
Guerra Civil, a pesar de que se le insistió reiteradamente.
Detenido por milicianos llegados desde Madrid, el 25 de
julio le sometieron a un simulacro de juicio popular, aunque le permitieron
retornar a su residencia de donde, en la noche del día siguiente, fue sacado
con la excusa de ser conducido a Madrid.
Sin embargo, el coche que le conducía tomó la carretera que
lleva hacia Alcolea de Pinar. En el kilómetro 4 de la misma (a 14 km de
Sigüenza) lo arrojaron del vehículo en marcha. La caída le ocasionó diversas
fracturas y, según algunas versiones, fue seguidamente quemado vivo. Otras
fuentes señalan que lo acribillaron a balazos, tendido en la cuneta. Lo cierto
es que el cadáver fue quemado dos veces. La primera esa misma noche y la
segunda pocos días después, cuando volvieron los milicianos, arrojando sus
restos a una pequeña hondonada próxima. Esa doble incineración es la que, para
algunos, abona la teoría de que la primera es la que le causó la muerte y la
segunda respondió al intento de borrar las huellas del crimen.
Los restos fueron encontrados al día siguiente del crimen
por un peón caminero, instruyendo las diligencias el Juez Municipal de
Estriégana quien dedujo que se trataba de un sacerdote y, aunque quiso trasladar
el cadáver al cementerio de esa localidad, no llegó a hacerlo pues recibió
información de que ya había sido enterrado por unos milicianos, lo que no era
cierto pues lo que hicieron fue volver a quemarlo, como hemos comentado, para
dificultar su identificación.
Finalmente, una columna de requetés, al mando de comandante
Palacios, lo encontraron el día 4 de agosto cuando avanzaban en dirección a
Sigüenza. Entre los restos mutilados y calcinados encontraron la cruz pectoral,
lo que les permitió conocer la identidad de la víctima que fue sepultado con honores
en ermita de San Roque de Alcolea del Pinar, desde donde fueron trasladados a la
catedral de Sigüenza el 8 de octubre de 1946.
D. Eustaquio Nieto fue el primero de los 13 obispos
asesinados durante la Guerra Civil. Los otros fueron los de Almería, Barbastro,
Barcelona, Ciudad Real, Cuenca, Guadix, Jaén, Lérida, Orihuela, Segorbe,
Tarragona y Teruel.
Actualmente encabeza una causa de beatificación, junto con
272 sacerdotes, 69 religiosos y 123 seglares, todos ellos asesinados por odio a
la Fe, cuya fase diocesana ha finalizado y se espera concluir pronto en Roma.
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