Frente a Añón, en la margen derecha del Huecha, se ubica un
singular tejar, junto a un refugio de montaña al que la su nombre. Muchos han
pasado por allí, ya que está junto al camino que conduce a Morana, sin percatarse
de las características sobre las que nos quiere llamar la atención Pedro
Domínguez Barrios, incansable estudioso de la arquitectura tradicional de
nuestra zona.
Porque, esa singularidad de la que habla, se debe a que su planta es circular, con lo que el horno,
habitualmente de dos pisos, es de forma cilíndrica. Diferente, por lo tanto, de
los que ha inventariado en Borja, Magallón, Ambel y Bulbuente, todos ellos de
planta cuadrada y reducidas dimensiones.
La boca de acceso se encuentra en el lado opuesto al camino,
en el talud del terreno, y se enmarca con un arco de ladrillo rebajado. Estas
dos imágenes corresponden a la boca, desde fuera y desde dentro.
El
interior es de ladrillo de gran canto (algo habitual en todos los hornos) y el
exterior de mampostería, estando su coronación bien consolidada ya que fue
restaurada hace unos años, así como el edificio contiguo que sirve como
albergue o refugio.
Su
planta circular, recuerda a las cercanas caleras de Ambel, con la misma forma, y afortunadamente visitables hoy en día, ya
que fueron limpiadas y señalizadas recientemente por la Asociación Cultural “Amigos
de la villa de Ambel”.
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