Ambel celebra sus fiestas mayores en honor a las Santas
Reliquias. Se trata de una extraordinaria colección de relicarios, cuyo núcleo
inicial estuvo constituido por la donación inicial efectuada por el comendador
D. Pedro de Monserrat a la villa, en 1549. Sin lugar a dudas, la más importante
es el Lignum Crucis, dado que los fragmentos existentes en su correspondiente
relicario, proceden del existente en Caspe que, a su vez fue donado por el Papa
Bonifacio IX a su amigo y consejero frey Juan Fernández de Heredia, Gran
Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén. Aquellas primeras reliquias
llegaron a Ambel el 2 de julio de 1549, acontecimiento del que se levantó acta
notarial.
Entre ellas llegó una preciosa arqueta, decorada con placas
de hueso, en el interior de la cual había reliquias pero, sobre todo, recuerdos
piadosos de Tierra Santa. Esta arqueta fue depositada, a manera de teca, en el
altar de la capilla funeraria de los Monserrat, en la iglesia parroquial de San
Miguel y el hecho debió quedar olvidado, pero únicamente por lo que respecta a
esta arqueta, dado que los otros relicarios nunca estuvieron ocultos, como
hemos recordado en varias ocasiones.
Pero lo cierto es que el 29 de agosto de 1682, la localidad
al igual que todo el reino, padecía una terrible sequía (fruto de algún cambio
climático que por entonces los hubo y muy importantes), y los habitantes de Ambel
decidieron encomendarse al Santo Cristo que preside la capilla de los
Monserrat. Quizás al intentar moverlo descubrieron con gran sorpresa la arqueta
oculta en la parte posterior del altar. Fue considerado un hecho prodigioso y
las sacaron en procesión con la enorme fortuna de que, al traspasar las puertas
del templo, comenzó a llover copiosamente. Tomaron entonces el acuerdo de
celebrar ese día una fiesta en su honor, siendo consideradas desde entonces
Patronas de la localidad.
El conjunto de relicarios se guardó siempre en la propia
capilla de los Monserrat, hasta su traslado, relativamente reciente, a una caja
fuerte. Desde allí salen para la gran fiesta del 29 de agosto, cuya víspera se
anunciaba con bandeo general de campanas.
Las Santas Reliquias se colocaban en el retablo mayor de la
iglesia parroquial y, ahora, en el de la ermita del Rosario, donde se celebra
una Solemne Eucaristía, con asistencia de la corporación municipal en pleno.
En un lateral del presbiterio se dispone la peana
procesional con un ostensorio en el que están colocados los recuerdos
encontrados en la arqueta que, curiosamente, son los que concitan mayor
devoción.
El traslado de las reliquias, desde su capilla al altar
mayor, se efectuaba la víspera, llevando el párroco la arqueta con paño humeral
a los acordes de una marcha, cantándose después la Salve, terminada la cual se
ofrece en veneración a los fieles, la citada arqueta, terminando con la
interpretación del Himno a las Santas Reliquias, un momento de especial
emoción.
El día 29 da comienzo con el Rosario de la Aurora y, tras la
Misa, se inicia la procesión, acompañada por los danzantes que visten un traje
de gran vistosidad con cascabeles en las piernas.
Al término de la procesión tiene lugar la interpretación del
paloteado o baile con palos y cintas, en los que últimamente participan varios
grupos, fruto del esfuerzo de una sucesión de personas por mantenerlo vivo, la
última de las cuales es Dª. Ascensión Sanjuán Sanjuán, actual responsable del
mismo.
D. Antonio Aragón Pérez publicó una obra dedicada a El dance
Ambel, en la que ponía de manifiesto la antigüedad del mismo y la riqueza de
sus textos. Aunque dejó de representarse durante algún tiempo, volvió a interpretarse
hace unos años, con los personajes tradicionales del ángel, el diablo y el
cipotegato con su peculiar atuendo y, por supuesto, los “paloteadores”, nombre
con el que se conoce en Ambel a los danzantes de otros lugares.
Por la tarde de ese día tenía lugar un Rosario con el acompañamiento
de todas las peanas procesionales, así como otro que partía de la ermita, al
amanecer del día siguiente.
El sábado siguiente se celebraba la llamada “Fiesta del
Pueblo”, con la misma solemnidad que la de las Santas Reliquias: bandeo
general, Rosario, Misa Mayor, con asistencia de la corporación municipal y
procesión del Rosario por la tarde, con la peana de las Santas Reliquias. A mediodía
el Ayuntamiento ofrecía pastas y licores en la Casa Consistorial.
Se sigue celebrando a comienzos de septiembre y además de la
Eucaristía, algún año se ha programado determinados actos culturales,
terminando con un aperitivo colectivo en el Salón de las antiguas escuelas.
También se mantiene la tradicional “llega” durante la cual
los paloteadores recorren las calles de la villa, recaudando fondos. Sin
embargo, se ha perdido la costumbre. de plantar el mayo que se realizaba la víspera
de la fiesta de las Santas Reliquias y solía ser un gran chopo donado por D.
Joaquín Dusmet.
Ambel es un municipio con una gran riqueza de tradiciones,
aunque muchas de ellas han ido palideciendo en el transcurso del tiempo. Entre ellas,
podemos citar las fiestas de la Santa Cruz el 14 de septiembre, en la que se
trasladaba el Santo Cristo desde la ermita a la iglesia parroquial. También se
celebraban las fiestas de San Miguel, titular de la parroquia y de la Virgen
del Rosario, en su ermita.
La de la Virgen del Pilar era sufragada por D. José María
Dusmet y su imagen también era llevada desde el altar que tiene dedicado en la
ermita a la iglesia de San Miguel. Se celebraba con Misa y Sermón, seguida por
la procesión con la imagen por todas las calles del municipio.
Una de las tradiciones más peculiares es la que tiene lugar
el día 1 de noviembre, en la noche de ánimas, consistente en una procesión que
parte ahora de la ermita, en dirección al cementerio, rezando el Santo Rosario.
Presidida por el párroco, los participantes portan faroles y, poco después, se
apagan las luces del alumbrado público.
Al pasar por las bodegas, los niños apostados tras las
calabazas artísticamente decoradas que sitúan en ellas, prorrumpen en gritos y
alaridos, al paso del cortejo que finaliza en el camposanto.
Actualmente, el Ayuntamiento organiza un concurso destinado
a premiar las tres calabazas más bonitas en el que, este año, participaron
cerca de 60 niños con algunas sumamente llamativas.
Finalizamos con una referencia la belén viviente que, en la
noche del 24 de diciembre se representa en la plaza de San Miguel, con la
participación de un nutrido grupo de personas que interpretan diversas escenas
relacionadas con el Nacimiento del Salvador.
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