Entre las revistas que hemos recibido en los últimos días y
que no habíamos tenido oportunidad de reseñar
se encuentra el nº 3 de Vida
Alagonesa, editada por la Asociación Cultural Alagonesa de Estudios
Locales. Entre sus 72 páginas incluye un dossier central, a todo color, en el
que José Ignacio Iguarbe aborda la figura del pintor Santiago Pelegrín, nacido
en Alagón en 1885, con la reproducción
de muchas de sus obras. No es el único artista al que la revista dedica atención,
pues la Profª. Dª. Carmen Morte trata sobre el calígrafo, miniaturista y pintor
Pedro Sánchez de Ezpeleta (c.1555-1615), mientras que la historiadora Dª. Pilar
Pérez Viñuales al analizar la historia de El Castellar transcribe la
capitulación de un retablo para su iglesia con el pintor Juan Chamorro en 1530.
Nos interesa resaltar el artículo de Carlos Adé López sobre “Mujeres
con estudios medios y superiores en los años cincuenta del siglo pasado en
Alagón”, dado que, entre ellas, se encontraba Dª. Pilar Cuairán Miguel,
practicante de profesión y nacida en Gallur, la cual estaba casada con D.
Cipriano Herrero García que ejercía la misma profesión en Pozuelo de Aragón.
También se da noticia de “El Trallo” como Bien Catalogado
Inmaterial del Patrimonio Cultural Aragonés. Se trata de una tradición
relacionada con el reparto del agua, que han sabido mantener hasta nuestros
días. Nos ha recordado a la “Venta del agua del Campo” en Borja, que dejamos
perder y hoy también formaría parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de
Aragón.
La Asociación de Amigos de la villa de Calcena nos ha
remitido el nº 56 de su revista El Eco
del Isuela, con información de los distintos acontecimientos acaecidos en
esa localidad en los últimos meses. Nos ha interesado y preocupado el artículo
de Antonio Tormes sobre la “Historia y restauración de la Virgen de la Manzana”,
pues viene a poner de manifiesto los peligros que acechan a nuestro matrimonio
cuando cae en manos de “bienintencionados restauradores”.
El nº 185 de la revista Serrablo
está dedicado especialmente a conmemorar los 40 años del Museo Ángel Orensanz y
Artes del Serrablo, instalado en la Casa Batanero. Por un lado, se recuerda la
gestación del museo, impulsada por Julio Gavín que tuvo que vencer enormes
dificultades. Por otro se incluyen las conferencias pronunciadas en el marco de
los actos conmemorativos. Javier Lacasta habló sobre “El valle de Tena a comienzos
del siglo XX a través de la tarjeta postal antigua”; Enrique Satué Oliván lo
hizo sobre “Serrablo, una ventana al universo”; y Domingo J. Buesa, que fue el
primer director del Museo, recordó a cuatro personajes de singular relevancia:
mosén Pardo Asso, Juan Emilio Aragonés, mosén Antonio Durán y Julio Gavín Moya.
Finalmente, damos cuenta de la recepción del nº 110 de la
revista Vía Lata, remitida por el Grupo
Cultural Almena de Almudévar, con la actualidad de ese municipio. Muy curioso
es el artículo de Julio Abad Piracés sobre “Cómo Pedro Saputo retó al as de la
aviación Jules Vedrines en el año 1912”. Se trataba de un famoso aviador
francés que, en mayo de 1911, había sido el ganador de la carrera aérea
París-Madrid, organizada por el diario Le
Petit Parisien. Aunque salieron 20 aparatos, sólo llegó el pilotado por Vedrines
que, además fue el primero en superar las 100 millas por hora. El caso es que, en
Almudévar, se elaboraba un anís que llevaba el nombre de “Pedro Saputo” y,
desde el Diario de Huesca, retaron al francés a realizar un vuelo en esa
ciudad, con ocasión de las fiestas de San Lorenzo de 1912. Aceptó y en el
aeródromo del Saso de Loreto, se congregó una enorme multitud para contemplar
las evoluciones del monoplano. Se llegó a difundir la noticia de que a todos
los asistentes se les iba a regalar una botella del “Pedro Saputo”, forzando a
la Comisión de Festejos oscense a desmentir ese rumor.
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