martes, 24 de diciembre de 2019

Sobre el Niño perdido y hallado en un contenedor


         En la noche de 6 de diciembre fuimos testigos del hallazgo de una bonita imagen del Niño Jesús junto a un contenedor de la plaza del Olmo. Lo rescató María Ángeles Martínez que, muy ilusionada, lo llevó a su casa.




         Queríamos saber qué había ocurrido después y le pedimos que nos enviara alguna fotografía del estado actual del mismo. Lo ha hecho ahora, y hemos podido constatar que, tras ser restaurado (tenía roto un brazo), preside una de las habitaciones de su casa.



         Con ella, nos desea a todos una Feliz Navidad y, además, ha incluido el tecto que reproducimos en el que atribuye un origen providencial a tan sorprendente hallazgo:



El Niño Jesús recompensó las asistencias

“Érase una vez una joven a la que nunca le tocó el Niño Jesús en el sorteo que, por Navidad, se celebraba en su parroquia: la de Santa María de Borja.
         En los años 70, las asistencias a catequesis de los domingos se cambiaban, en vísperas de Navidad, por una lista de números que entraban en el sorteo de un Niño Jesús. Cuantas más asistencias, más posibilidades de ser agraciados.

         Nuestra protagonista creció con esa desdicha de que, a pesar de asistir todos los domingos primero al catecismo y después a misa, y lograr reunir un gran número de asistencias, nunca gozó de esa alegría.




Ha tenido que pasar casi medio siglo para que de una forma milagrosa, la niña que quería llevar a su casa el Niño Jesús, pudiera ver convertido en realidad su sueño.
Todo ocurrió el pasado 6 de diciembre tras el pregón de Navidad.  Ese día se encendieron las luces de la Plaza del Mercado donde ella nació. El espíritu de la Navidad se impregnó en todos los borjanos al son de cornetas, tambores y con un pregón en el que ella recordaba:
"Hace veinte siglos, en Belén de Judea, en el silencio de la Nochebuena, el amor habló de una forma infinitamente humilde, con un corazón rebosante de paz, con unas manos llenas de amor, con miradas y llantos de sabor divino: ¡Dios se hizo hombre!"
No podía imaginar lo que iba a suceder después. Primero acudió al Centro de Estudios Borjanos y, junto con varias personas, salió a fotografiar el alumbrado navideño que acababa de ser inaugurado.
Al comienzo del recorrido, junto a un contenedor de basuras, asomaba una pierna dentro de una caja de cartón, en la que, abandonado estaba Él. Inmediatamente, gritó con fuerza a sus acompañantes: ¡Es el Niño Jesús!
El misterio acompaña, en muchas ocasiones,  el porqué de las cosas que a veces nos suceden, y encuentra su fundamento en la Fe.
No sabemos las razones por las que alguien decidió desprenderse en estos días de la imagen, pero lo cierto es que el Niño Jesús  ha encontrado un nuevo hogar que ilumina cada día con su mirada, su paz, su amor y su luz.
         Como se proclamaba en el Pregón: "Un gran regalo se nos ofrece; una vida estremecida y humillada.  El regalo de Dios es ofrenda para todos y cada uno de los hombres.  Entre pajas vendrá el Señor, nacerá en silencio, porque ¡ES NAVIDAD!"
El regalo llegó y, porque creemos que Navidad es todos los días del año, nuestro deseo es que como a nuestro Niño Jesús, a ningún niño del mundo le falte un hogar.
         Ante Él volvemos a cantar ese villancico de nuestra infancia:

         "Ay del chiquirritín, chiquirriquitín,
metidito entre pajas.
Ay del chiquirritín, chiquirriquitín,
queridín, queridito del alma."

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