El coro que hemos conocido en la catedral de Huesca y que,
en la actualidad, se exhibe en su museo fue capitulado en 1587 con el maestro
Nicolás de Beráztegui, un escultor navarro, residente en Sangüesa. Estaba
constituido por 70 sitiales, de los que se conservan 55, tallados al gusto de
la época.
La decisión fue tomada por el cabildo de la catedral
oscense, dado que el anterior coro se encontraba en mal estado, siendo reaprovechadas
sus maderas para la nueva obra.
Ese primitivo coro, del que no se conservan imágenes, pudo
ser de características muy similares al del monasterio de Santa Clara de Moguer
(Huelva) y había sido construido por un entallador moro, llamado Mahoma de
Borja, con la ayuda de sus dos hijos y varios peones. Ese Mahoma de Borja
aparece también citado en documentos de Sangüesa y el topónimo “Borja”
utilizado como apellido no quiere decir que necesariamente fuera nacido en
nuestra ciudad, pero en favor de ello cabe apuntar que uno de sus hijos se
llamaba “Alborgián” que quiere decir “el borjano”.
Fue construido en 1401, con nogal de Sariñena y fue pintado
por un artista cristiano, maestre Beltrán, utilizando minio, bermellón, azul
índigo, añil y huevo, con filetes dorados, sobre las maderas previamente
enyesadas. Esta descripción se ajusta muy bien al coro de Moguer que tuvimos la
oportunidad de visitar hace dos años y que responde al diseño de otros
construidos en el siglo XV.
Aunque la noticia de la participación de Mahoma de Borja
había sido recogida por diversos autores, a partir de los datos conservados en
el archivo de la catedral, hemos querido rescatar su figura ya que no lo
mencionamos en nuestro Diccionario
Biográfico.
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