En 1890 fue estacionado en Borja el segundo Batallón del
Regimiento Gerona nº 22, de guarnición en Zaragoza. No sabemos las razones por
las que fue enviado a nuestra ciudad pero, posiblemente, fue por motivos
epidemiológicos, dado que se año hubo un nuevo brote colérico, aunque de menor
gravedad que el desencadenado en 1885. De hecho la prensa regional informaba el
10 de septiembre que “si como es de creer, el estado sanitario de nuestra
población (Zaragoza) continúa siendo tan satisfactorio como hasta hoy, a
primeros del próximo mes regresará a nuestra ciudad el batallón del Regimiento
de Gerona que se encuentra en Borja”.
Esta
unidad, creada en 1792, fue denominada Regimiento de Infantería “Gerona” nº 22
en 1844. En la fecha en que estamos comentando lo mandaba el Coronel D. José
Gobart Martínez.
Estaba integrado por batallones, el primero al mando del
Teniente Coronel D. José Morazo Paredes y el segundo, que fue el que vino a
Borja, por el Teniente Coronel D. Vicente Pereyra Morante. En el Anuario Militar de ese año, que hemos
consultado, nos ha sorprendido encontrar que, entre los oficiales a sus
órdenes, se encontraba el Primer Teniente D. Plácido Pereyra Morante que,
lógicamente, sería su hermano.
Durante su estancia en nuestra ciudad, llevaron a cabo unas
maniobras o simulacro, de las que informó El
Diario de Huesca, dado que entre los soldados del mismo había varios
nacidos en el Alto Aragón que acababan de jurar bandera, a pesar de lo cual “han
llamado la atención del público (borjano) y de la oficialidad que los manda, en
el simulacro dispuesto y dirigido en esa ciudad por el simpático teniente
coronel D. Vicente Pereyra. Aire marcial, subordinación, movimientos regulares
y precisos, así como perfecta inteligencia de las señales y órdenes de mando,
todo se ha advertido en aquellas fuerzas bisoñas, que enaltecer, a una, la pericia
de los jefes instructores y las condiciones de los hijos de nuestro país para
el servicio de las armas y del ejército de la patria”.
A los elogios del cronista, unía la noticia de que, al
término del ejercicio, el Teniente Coronel y los oficiales del batallón
obsequiaron con una “suculenta paella” a todos los soldados y a las autoridades
de Borja.
Nos hemos interesado por conocer el futuro de aquel “simpático”
Teniente Coronel. Ascendió a Coronel, más tarde, y se retiró en ese empleo en
1910, pasando a residir en Ibiza, donde colaboró como articulista en la prensa
local y, en 1930, fue el promotor de la instalación del reloj mecánico (que
aparece en la imagen, en la catedral de esa ciudad. En 1939, cuando falleció su
esposa en esa ciudad, se le mencionaba como “Coronel retirado”, sin que hayamos
encontrado la fecha de su muerte que debió producirse a avanzada edad.
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