El Frente de Afirmación Hispanista nos ha remitido la última
obra que ha editado, la Silva de poesía
de Eugenio de Salazar, a cargo del Prof. D. Jaime José Martínez Martín, Profesor
Titular de Literatura Hispanoamericana de la UNED que, anteriormente, había
ejercido la docencia en la Universidad Católica de Milán.
Estamos ante una obra importante, dado que se trata de la
primera vez en la que publica esta obra de Eugenio de Salazar, cuyo manuscrito
se conserva en la Real Academia de la Historia.
Salazar, que había nacido en Madrid en 1530, estudio Derecho
en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, obteniendo la
licenciatura en la de Sigüenza. En 1573 fue nombrado oidor de la Real Audiencia
de Santo Domingo, de donde pasó a la de Guatemala y, en 1581, fue nombrado fiscal
de la Audiencia de México, ciudad en la que residió unos veinte años y donde se
graduó como doctor. Allí desarrolló su obra literaria, antes de regresar a
España en 1599, falleciendo en Madrid, en 1602, cuando era miembro del Consejo
de Indias.
Como se señala en el libro, la Silva constituye uno de los ejemplos más importantes de la poesía
que se escribió en América durante el siglo XVI, por el gran número de
composiciones que recoge, su variedad métrica y su riqueza temática. Todo ello se
recoge en las casi 1.100 páginas de esta obra que pretende sacar del olvido a uno
de los fundadores de la literatura hispanoamericana.
Por fin hemos conseguido dos obras en la que estábamos
especialmente interesados, ambas publicadas en la colección “Papeles de Trasmoz”.
Una de ellos en Padre Tierra. Poema en 28
segmentos del autor borjano Mariano Zaro. No pudimos asistir a su
presentación en el Salón de Reyes de la Casa Consistorial y ahora llega a
nuestra biblioteca para incorporarse a los fondos de autores de Borja.
La otra es el nuevo poemario de Trinidad Ruiz Marcellán, Traducción del silencio, que viene
precedido por un prólogo de Luis Alberto de Cuenca que destaca lo que la
pérdida de Marcelo supuso para Trinidad y que fue el detonante para esta serie
intimista de poemas en los que, con hermosas palabras de Luis Alberto de
Cuenca, la escritura mitiga los efectos devastadores de la muerte. Son un grito
que conducen a la calma y suscitan sosiego. Calma y sosiego que reinan en el
país del recuerdo, allí donde las llagas en el alma que produce el dolor
comienzan a cicatrizarse.
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