Entre
las fotografías de Mallén que, en su momento, nos remitió D. Tomás Espeleta,
hemos recuperado ésta del antiguo Salón de Plenos de la Casa Consistorial, en
cuyo testero se aprecian las fotografías del Jefe del Estado y de José Antonio
Primo de Rivera, flanqueando el escudo de la villa, como era preceptivo
entonces.
Pero lo interesante es que, en las paredes laterales, podemos ver el emplazamiento de los retratos de dos ilustres hijos de esa localidad que fueron encargados por la corporación municipal, por acuerdos de 28 de febrero y de 14 de marzo de 1897.
Eran
los del P. Domingo Cabrejas del Santísimo Cristo de la Columna y el P. Pascual
Ibáñez de Santa Filomena, ambos religiosos agustinos, a lo que también les
fueron dedicadas una calle y una plazuela. Tras el advenimiento de la II
República fueron retirados sus nombres y, después de la Guerra Civil, el P.
Pascual Ibáñez recuperó su calle, cosa que no ocurrió con el P. Domingo Cabrejas.
Fue
años más tarde, cuando al remodelar el salón, los retratos fueron retirados del
mismo, aunque no hace mucho los recuperaron, aunque no en el primitivo
emplazamiento.
Aunque ya hemos comentado su biografía en anteriores
ocasiones, queremos dedicarles hoy un nuevo recuerdo. El P. Domingo Cabrejas del Santísimo
Sacramento, había nacido en Mallén en 1861.
Tras cursar los primeros estudios en su localidad natal, decidió ingresar en el
noviciado que los agustinos tenían en Monteagudo, donde fue ordenado sacerdote,
celebrando su primera Misa en Mallén el 30 de marzo de 1884. Destinado como
misionero en Filipinas, ejerció su ministerio pastoral en varios lugares del
archipiélago, hasta que fue destinado a Morón, en la provincia de Bataán. Por
entonces, los movimientos independentistas habían ido cobrando fuerza, siendo
la zona donde residía el P. Cabrejas especialmente conflictiva, por lo que sus
superiores le aconsejaron retirarse a Manila, a finales de 1896. Sin embargo,
como se aproximaban las Navidades, pidió permiso para estar junto a sus
feligreses en fechas tan señaladas. El día de Navidad, mientras celebraba el
Santo Sacrificio de la Misa fue asesinado por unos tagalos juramentados.
El P. Pascual Ibáñez Sola de Santa Filomena había
nacido en Mallén el 25 de noviembre de 1821, en el seno de una humilde familia.
Tras desempeñar varios oficios ingresó también en el seminario de Monteagudo y,
tras ser ordenado sacerdote, fue destinado a Filipinas en 1847.
En la
navegación hacia ese remoto archipiélago el buque en el que iba embarcado fue
atacado por unos piratas y el P. Ibañéz se distinguió en la defensa. En el
espíritu del religioso latía también una vocación militar por lo que no es de
extrañar que, una vez en su destino, se sumara a varias expediciones de castigo
contra los musulmanes de Joló. En una de ellas, al frente de 250 nativos a los
que había encuadrado en una compañía, participó en el asalto al fuerte Daniel,
siendo abatido al coronar la muralla por una bala, el 2 de marzo de 1851, cuando
tenía 29 años de edad.
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