Ayer dimos a conocer la bula de agregación de la cofradía de San Pedro de Ainzón a la archicofradía de Nuestra Señora del Pianto (de Roma) que se conserva en nuestro archivo. Hoy queremos comentar la historia de esa archicofradía romana a la que también fue agregada en 1646 la cofradía de Ntra. Sra. de Misericordia de Borja, fundada en el siglo XVI.
Tiene
su sede en una iglesia situada en el centro histórico de Roma, frente a la
plaza delle Cinque Scole, dedicada a
esta advocación mariana en el lugar donde anteriormente se encontraba la de San
Salvador de los Caldereros, un gremio que sigue dando nombre a una de las
calles contiguas.
Esta
zona correspondía al barrio judío, al que se accedía por este arco del palacio
de la familia Cenci, bajo el que se encontraba, en uno de sus muros, esa imagen
de la Virgen ofreciendo una manzana al Niño que algunos han descrito con una Virgen
galactotrofusa, al confundir la manzana con el pecho que estaría amamantando a
su Hijo.
Allí,
en la noche del 10 de enero de 1546 se enzarzaron en una violenta pelea dos
jóvenes de la familia. En un determinado momento, uno de ellos cayó al suelo y
cuando el otro iba a acabar con su vida, le rogó que no lo hiciera por amor a
la Virgen que los contemplaba. Arrepentido, tendió la mano a su oponente y lo
levantó del suelo, pero el caído aprovechó la circunstancia para retomar su
arma y asesinarle alevosamente.
Fue
entonces cuando la Virgen comenzó a llorar y continuó haciéndolo durante dos
días, ante la admiración de las numerosas personas que se acercaron a
presenciar el prodigio.
Ante
la creciente devoción que despertó la imagen de esa Virgen que fue llamada “del
Pianto”, los caldereros decidieron levantar un nuevo templo donde se encontraba
el de San Salvador, encargando su construcción a Nicolò Sebregondi. Las obras
se llevaron a cabo entre 1608 y 1612, pero no pudieron realizarse conforme al proyecto
original, de manera que la nueva iglesia quedó sin fachada y englobada entre
viviendas privadas. Fue confiada a la congregación de los Oblatos de la Virgen
María con el propósito de evangelizar a los judíos del barrio. Actualmente es
una rectoría al frente de la cual siguen los oblatos.
Muy
poco después del milagro se creó una cofradía bajo el título de Santa María del
Pianto que el Papa Paulo III (1468-1549) reconoció como archicofradía. Teniendo
en cuenta el año del fallecimiento del Pontífice, se puede constatar la rapidez
de la difusión del culto (mucho antes de que estuviera terminada la nueva
iglesia). Su condición de archicofradía permitió que a ella se agregaran
cofradías de otros lugares, como ocurrió con el caso de las de Ainzón y Borja.
Comoquiera
que quienes provocaron el llanto de la Virgen fueron dos jóvenes Cenci, merece
la pena que dediquemos otro artículo a esta desgraciada familia y al terrible
final de la misma.
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