Sin duda se trata del castillo mejor conservado de la Raya aragonesa-castellana en el sector del Moncayo, declarado Monumento Histórico Artístico (BIC ahora) el 22 de abril de 1949. El derrumbamiento de una parte de su muralla exterior ha despertado una gran preocupación, ante la necesidad de preservar este elemento del Patrimonio Cultural castellano que, en algunos momentos de su historia, fue también aragonés.
A él
está unida la figura de D. Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana
(1398-1458), que dedicó una de sus primeras composiciones a la serrana de
Vozmediano, cuya primera estrofa dice así:
al
tiempo que hombre s'apaña
con
la ropa a la tajaña,
encima
de Boxmediano
vi
serrana sin argayo
andar
al pie del otero,
más
clara que sal'en mayo
ell
al va nin su luzero.
En su
estado actual, el castillo tiene un doble recinto que se aprecia muy bien en
esta imagen. El interior corresponde a los primeros momentos posteriores a la
Reconquista, mientras que el exterior es del siglo XIV, construido
probablemente cuando la fortaleza pasó definitivamente a manos castellanas.
Pero
por las características de algunos sillares reaprovechados, se ha especulado
con la posibilidad de la existencia de una torre anterior, incluso romana. Lo
cierto es que, como comentábamos hace unos días, en el aparejo de la torre del
homenaje, hay una lauda sepulcral romana.
Esa
torre de grandes proporciones, se encuentra en uno de los extremos del recinto
interior. Conserva todos sus muros, aunque en el interior han desaparecido los
forjados de sus plantas.
Sin
embargo, se mantienen los grandes arcos de piedra que sustentaban las tres
plantas sobre la de acceso a la que, habría que sumar una posible bodega. De
ahí, la posibilidad de recuperar toda la estructura como se ha hecho en algún
castillo cercano que se encontraba en un estado mucho peor.
Las
patologías que presenta la torre, con las grietas señaladas con flechas, no
parecen excesivamente graves y su solución es relativamente sencilla como hemos
podido constatar en torres cercanas ya restauradas.
En
mucho mejor estado se encuentra la torre del recinto exterior por la que se
accede al castillo, entre otras razones porque todas sus plantas fueron
construidas con bóvedas apuntadas de piedra.
Hace
años, para subir a las plantas superiores, había una larga escala de madera,
apoyada a un orificio practicado en lugar marcado con una flecha (ahora
tapado), lo que constituía una pequeña aventura. Ahora existe una pasarela que
permite visitarla con mucha mayor comodidad.
Una
bonita escalera en el interior de los muros permite ascender a las distintas
plantas, cubiertas con bóvedas e iluminadas con ventanales, todo ello construido
con piedras de sillería en algunas de las cuales se aprecian marcas de cantero.
A
través de una construcción, ahora deteriorada pero con arco apuntado, se llega
a la parte superior en la que, hace unos años, fue instalada la campana de la
iglesia, dotando al espacio de pavimentación y barandillas metálicas.
Desde allí pueden contemplarse unas hermosas vistas de la localidad y de su entorno. En la primera de las imágenes se ve la iglesia parroquial con el cuerpo de campanas adosado a la primitiva espadaña de piedra.
Queremos llamar la atención sobre el recrecimiento de los muros exteriores que han englobado a las primeras almenas, así como sobre esa bonita torre circular, la última obra de importancia acometida en el castillo, en cuya superficie se conservan varios relojes de sol.
Una de
las singularidades del castillo es que en su interior se encuentra el
cementerio municipal, desde el siglo XIX. Inicialmente las tumbas eran
excavadas en el suelo o en las murallas, mientras que a los niños era costumbre
enterrarlos en la torre del homenaje.
Posteriormente fueron construyéndose
bloque de nichos, algunos muy recientes por lo que, en el futuro, éste es uno
de los problemas a resolver si se llevara a cabo la recuperación integral del
castillo, como sería deseable.
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