De la desaparecida Azucarera de Nuestra Señora del Pilar que existió en Gallur no disponemos de fotografías, ni sabemos si existen. Tan sólo en esta imagen del antiguo campo de aviación que, durante la Guerra Civil, fue construido en sus inmediaciones, se puede ver el perfil de sus instalaciones al fondo.
Sin
embargo, D. Carlos Gracia Casado nos ha facilitado la edición facsimilar de la
Memoria que, en 1899, fue presentada “a los accionistas, propietarios y
agricultores que han de cooperar a la explotación de la gran fábrica azucarera
situada en Gallur, titulada de Nuestra Señora del Pilar”.
En la
contraportada de la publicación aparece una “Vista del edificio principal de la
fábrica” que todavía no había sido construido. Pero, los datos que aporta nos
han resultado especialmente interesantes, sobre todo los referidos al Consejo
de Administración de la Sociedad, en el que figura como Presidente el “Excmo.
Sr. Marqués de Santa Ana”.
Se
trataba de D. Fernando Puig-Mauri que, en realidad, era marqués consorte por
haber contraído matrimonio con Dª. Florentina de Santa Ana y Vergara, II
marquesa de Santa Ana, nieta del primer marqués D. Manuel María de Santa Ana y
Rodríguez-Camaleño para el que había sido creado el título, en 1889, por
Alfonso XIII.
Era
hijo natural de Dª. Concepción Mauri i Vidal que, posteriormente, se casó con
D. Fernando Puig i Gibert, un hombre de modesto origen que llegó a convertirse
en destacado industrial y político. Fundador de las primeras hilaturas de
España, fue Concejal del Ayuntamiento de Barcelona y Senador.
Fernando
Puig-Mauri (había unido los dos apellidos) aunque inicialmente estuvo vinculado
a los negocios de su padre adoptivo, pronto se independizó. Había cursado la
carrera de Derecho en la Universidad Central y allí estableció sólidas alianzas
políticas. De la mano de Joaquín Sánchez de Toca fue Concejal y Alcalde
ejerciente de Madrid. Formó parte de las candidaturas del partido conservador
(a diferencia de su padre que perteneció al liberal), siendo elegido Diputado
por el distrito de Puigcerdá en cinco legislaturas y, posteriormente, fue Senador
por Jaén.
Propietario
del periódico La Correspondencia de
España (fundado por su suegro), desarrolló una intensa actividad
empresarial, siendo miembro de los Consejos de Administración de varias
compañías ferroviarias y de industrias como la Azucarera de Gallur y, más
tarde, de la del Jalón.
La
construcción de la fábrica de Gallur se plantea en unos momentos en los que la
pérdida de Cuba ha trastocado completamente el mercado del azúcar. Era
indispensable producirlo en la península teniendo en cuenta que el potencial de
consumo iba a experimentar un progresivo incremento. Como se señalaba en la
memoria, mientras que en otros países el consumo medio por habitante oscilaba
entre 15 y 18,5 kilogramos, aquí era de 4,5.
Se
eligió ese emplazamiento por las facilidades que les dieron para la adquisición
de los terrenos y, sobre todo, por el agua del canal que, por otra parte, era
una excelente vía para el transporte de la remolacha.
Gallur,
además estaba estratégicamente situado a la entrada de las Cinco Villas y hasta
allí podía confluir la remolacha producida en su entorno y en las vegas del
Huecha y del Quéiles, a las que se menciona expresamente en la memoria en la
que se indica que, además de la zona de cultivo regada por el Canal de Tauste
existían 4.498 Ha regadas por el Canal Imperial; 2.720 por el Huecha y 1.580
por el Quéiles.
Tal
como se detalla en el “Plano de los terrenos adquiridos” la construcción de la
azucarera fue encargada al ingeniero D. José María Rodríguez Lacomme.
Rodríguez
Lacomme había nacido en La Almunia de Dª. Godina en 1894. Cursó la carrera en
la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Barcelona, en la que se
graduó en 1876. Trabajó en la empresa “Martín Rodón y Hermano” de Zaragoza,
fundada en 1862, a través de la cual se introdujo en el sector agroalimentario.
Fue miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y participó en
numerosos proyectos de la época.
Precisamente,
en 1899, encargó al arquitecto D. Francisco Gutiérrez el proyecto de
construcción de su vivienda, un hotel o chalet situado en el nº 3 del Paseo de
Pamplona de la capital aragonesa y que todavía se conserva.
De la
Azucarera de Gallur tan sólo queda un resto simbólico, el soporte de la
conducción que trasladaba la remolacha de una a otro lado del Canal Imperial de
Aragón.
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