La comunidad de religiosas clarisas de Borja celebra todos los años, de una manera muy especial, la fiesta de su fundadora Santa Clara de Asís. Este año, la terrible epidemia que estamos padeciendo ha hecho que nada sea igual, a pesar de lo cual queremos unirnos a ellas, desde la distancia, con la esperanza de que pronto termine esta horrenda pesadilla.
Aunque
la celebración eucarística tendrá lugar en la iglesia conventual con las
limitaciones impuestas, este año no habrá reparto de los tradicionales
panecillos que recibían los muchos asistentes que la compartían con las
religiosas.
Tampoco
se hará entrega, a las que se llaman Clara, de las macetas que ese simbolizan
esa “plantita” de Francisco que fue la Santa y que todas esperaban con ilusión.
Al
finalizar la Santa Misa, la comunidad ofrecía a los participantes una
espléndida recepción en la que llamaban la atención los productos mexicanos que
tan excelente acogida tenían.
Pero,
a pesar de las dificultades, estamos seguro que el fiel cumplimiento de las
Reglas y Constituciones Generales de la Orden continuará alentando su total
entrega a Cristo, a través de una vida contemplativa en la que la oración por
todas nuestras intenciones ocupa un lugar relevante en su acontecer cotidiano.
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