Los
lectores que ya peinan canas recordarán, sin duda, la figura del Capitán del
Arma de Aviación D. Antonio San Gil de Pedro que aparece en esta excelente fotografía
que nos ha facilitado su hijo y en la que puede verse luciendo las
condecoraciones que le fueron otorgadas a lo largo de su breve carrera militar,
entre ellas la Cruz de Combatiente y la Cruz Roja del Mérito Militar, junto con
la venera y distintivo de miembro de la Real Maestranza de Caballería de
Zaragoza.
Algunos
de nosotros lo llegamos a ver sobrevolando, a muy poca altura, los cielos de
Borja, efectuando algunas pasadas sobre el castillo y la torres de Santa María.
A la voz de “Es el avión de San Gil”, salíamos los niños de nuestra clase del
colegio para contemplar sus evoluciones.
No
es de extrañar, por lo tanto, el impacto que causó su trágica muerte en accidente
de aviación, acaecida el 9 de febrero de 1953 y de la que informaba el artículo
que publicó la Hoja Oficial del Lunes de
Zaragoza, el 16 de febrero, fecha en la que se celebraron aquí los solemnes
funerales por su alma.
Dirigía entonces ese periódico D. Emilio Alfaro Lapuerta
por lo que no es de extrañar las emotivas frases que se insertaban en la
reseña: “Antonio San Gil de Pedro ya no volará sobre Borja, pero Borja sabrá
conservarlo en su recuerdo, junto al cielo de sus esperanzas, tal como era,
flor de caballeros, alegre, humano, todo simpatía y cordialidad”.
El
avión que pilotaba en el momento del accidente era un HA-43, una variante del
HS-42, desarrollada por la empresa Hispano Aviación S. A. (la antigua Hispano
Suiza, de ahí las iniciales de ambos modelos), a la que se había dotado de un
tren retráctil. Precisamente, esta fotografía, de la colección Juan Arráez,
corresponde a una de las pruebas realizadas, en la que pueden apreciarse las
ruedas del tren, plegadas bajo el aparato.
El
Capitán San Gil se encontraba destinado en el Escuadrón de Experimentación en
Vuelo y ese día debía volar el Capitán D. Álvaro Domínguez Aguado, en compañía
de otro compañero que no pudo hacerlo, por lo que se ofreció a sustituirle
Antonio San Gil.
El
objetivo del vuelo era realizar pruebas de velocidades máxima y mínima, entre
Azuqueca y Alcalá de Henares, pero cuando apenas había transcurrido un cuarto
de hora, de manera inesperada el avión dio vuelta y media en barrena y cayó en
picado, estrellándose sobre un sembrado, incendiándose y provocando la muerte
de los dos pilotos.
D.
Álvaro Domínguez Aguado el día de su boda en un artículo de la Revista de Aeronáutica y Astronáutica
(2013)
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Se
da la circunstancia de que el otro piloto, D. Álvaro Domínguez Aguado, era cuñado
de D. José María Otero Navascués, otro ilustre personaje relacionado con Borja
donde aún se conserva el palacio familiar. Estaba casado con Dª Maribel Coig,
la cual había sufrido la pérdida de su hermano, pocos años antes, en otro
accidente de aviación sobre el parque del Retiro de Madrid.
A
raíz del accidente del HA-43, el informe realizado por el INTA fue suspendido
el programa de fabricación de este modelo, cuando sólo se habían construido 16
aparatos de las 135 unidades previstas y, por otra parte, a 13 de ellos se les
retiró el tren retráctil al que hemos hecho alusión.
Al relatar
estos hechos, queremos recordar también a la viuda del ilustre aviador
borjano, Dª Ana María Cela Ramos que, hasta su reciente fallecimiento, fue
colaboradora de nuestro Centro, del que quiso recibir siempre todas las publicaciones
editadas.
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