Ayer
con la celebración del I Domingo de Adviento dio comienzo este ciclo
preparatorio de la Navidad y, al mismo tiempo, se inició el Año Litúrgico que,
como es sabido, no coincide con el de nuestro calendario.
Al
margen de su significado religioso, queremos llamar la atención sobre el modelo
de enseñanza que la Iglesia viene practicando a través de la conmemoración
cíclica de la historia de la Salvación ya que, en definitiva, la repetición cíclica
de los mismos tiempos y festividades ha servido, desde hace siglos, a un fin
pedagógico extraordinariamente eficaz que no tiene un equivalente en el ámbito
civil.
Podrá
aducirse que el sistema educativo también repite cada año las enseñanzas
correspondientes a cada una de las asignaturas que se imparten. Pero hay una
diferencia fundamental, los alumnos no son los mismos, se renuevan cada curso,
de manera que cabe la posibilidad de que quien estudie ahora un determinado
periodo histórico, si supera las pruebas evaluatorias, no vuelva jamás a
revisarlo.
Para
quienes consideramos que las Humanidades constituyen una aportación
imprescindible para la configuración de nuestra identidad individual y
colectiva, es un tema recurrente el escaso conocimiento de las mismas que demuestran
las nuevas generaciones, a las que por otra parte no se les ofrece una visión global
de las mismas. En el mejor de los casos, estudian periodos descontextualizados
o, lo que es peor, circunscritos y a veces manipulados a su entorno más próximo.
De ahí
que debamos preguntarnos cuáles son los fallos que han conducido a esta
situación y lo que podemos hacer para remediarlos. Estamos convencidos de que
nada se puede dar por sabido y si queremos que los conocimientos calen en el
subconsciente colectivo debemos seguir el modelo de la Iglesia y repetir una y
mil veces lo que queramos transmitir. Cuando a la hora de programar un curso se
nos señala: “Eso ya lo contamos”, debemos preguntarnos: ¿Cuándo? y ¿A quién?,
porque la audiencia se renueva constantemente y cada año se incorporan nuevas
generaciones con las mismas carencias. Merece la pena que quienes nos dedicamos
a ello lo tengamos en cuenta, ofreciendo la información veraz y bien estructurada
que necesitan.
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