En el
archivo de la familia Llanza Drudis se conserva esta antigua fotografía en la
que aparece la imagen de la Virgen del Carmen sobre un altar en la iglesia
parroquial de Ainzón, posiblemente con ocasión de su fiesta el 16 de julio.
Al
dorso de la misma, impresa como tarjeta postal, se hace constar que la Virgen
está entregando el escapulario a “Santo Domingo”. En realidad es San Simón
Stock. Pero lo importante es la mención a que fue traída desde Roma por fray
José Alberto Ximénez y donada a la iglesia de Ainzón.
Efectivamente,
se trata de esa preciosa obra, realizada en alabastro de Trapani, que en la
actualidad puede contemplarse en el Museo Parroquial de esa localidad y que fue
estudiada por el Dr. D. Alberto Aguilera Hernández, con ocasión del congreso
que sobre obras en alabastro se celebró en la Universidad de Zaragoza.
En esa
ocasión el citado investigador dio a conocer la cara de fray Alberto, fechada
en Roma el 26 de mayo de 1768, en la que comunicaba al Capítulo eclesiástico de
la villa de Ainzón su elección como General de la Orden del Carmen y el envío
del cuerpo de San Severino y la citada imagen de la Virgen “de piedra de
Sicilia”, que le había donado el cardenal de York.
Fray
José Alberto Ximénez y Ruberte había nacido en Ainzón el 7 de octubre de 1719.
Era hijo de D. Diego Ximénez Carbonell, perteneciente a una familia de
infanzones que se estableció en esa localidad cuando su abuelo, que era médico,
llegó a ella para ejercer su profesión y edificó una casa en la actual calle
del General Mendivil, en cuya fachada situaron sus armas. Su madre, Dª. Josefa
Ruberte y Sada, descendía de la conocida familia de Sos en cuya casa nació
Fernando el Católico.
José Alberto, al que en
el momento del bautismo también le fue impuesto el nombre de Severino, profesó
en el convento de los carmelitas de Zaragoza. Tras cursar los correspondientes
estudios en la universidad de Huesca se graduó como Doctor en Teología y fue
Maestro de su Religión. Sus reconocidas virtudes y su sólida formación
favorecieron una brillante carrera en la Orden, que lo envió a Roma donde fue
catedrático de la universidad de la Sapienzia, Asistente General por las
provincias de España y Procurador General. En el capítulo celebrado el 21 de
mayo de 1768 fue elegido Superior General de los carmelitas con 109 votos de
los 110 emitidos.
Con este motivo el Papa
Clemente XIII le regaló un cuerpo de los sepultados en las catacumbas romanas
de Santa Priscila, eligiendo el de que llevaba por nombre Severino, para el que
mandó construir una urna que, con el cuerpo artísticamente instalado, remitió a
la parroquia en la que había sido bautizado a la que llegó el 5 de septiembre
de 1769, junto con la imagen de la Virgen del Carmen.
Vivió después bajo los
pontificados de Clemente XIV y Pío VI, el cual le nombró consultor de la
Sagrada Congregación de Ritos y le confirmó en el generalato de la Orden por
tiempo indefinido. Después lo mandó a Nápoles, como comisionado pontificio,
prometiéndole el capelo cardenalicio al regreso de la delicada misión que le
había encomendado. Lamentablemente falleció el 13 de diciembre de 1780, por un
cuadro de abdomen agudo, siendo enterrado en la capilla del Buen Consejo de la
iglesia de los carmelitas de Nápoles.
La familia Llanza es
familiar de este ilustre religioso y conservan el retrato reproducido. Ahora, a
través de la foto encontrada, hemos podido constatar que era objeto de especial
veneración en Ainzón.
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