Cuadernos de Aragón que comenzó siendo
una revista (tiene ISSN) hace ya tiempo que adquirió carácter monográfico,
razón por la cual dispone de ISBN y hemos decidido reseñarla en el apartado de
libros.
En el
último envío de la Institución “Fernando el Católico” figuraban seis números, a
los que haremos referencia hoy y mañana. Comenzamos mencionado el nº 66 que
lleva por título Tiempo de mudanza. La
instauración de la Nueva Plana borbónica en la ciudad de Zaragoza (1707-1715),
del que es autor el Prof. D. Francisco José Alfaro Pérez. Se trata de una obra
en la que se analizan los cambios operados en la capital aragonesa, tras la
Guerra de Sucesión y la introducción de la nueva legislación.
Como
se señala en el prólogo, la primera parte constituye, a través de gráficos y de
una análisis cuantitativo, un recorrido dramático de los responsables del
gobierno local por la urgencia y la necesidad de adaptarse en tiempos de gran
confusión, mientras que en la segundase transcriben dos publicaciones de gran
interés que recopilar la Reales Cédulas y Órdenes a partir de las cuales se
llevaron a cabo los cambios impuestos.
Directamente
relacionado con el anterior es el nº 67: La
Guerra de Sucesión Española (1702-1715) y su repercusión en la Heráldica
Municipal Aragonesa, del que es autor un especialista en la materia, Manuel
Monreal Casamayor, dado que se refiere a la misma época y es prologado por el
Prof. Alfaro Pérez.
Para
nosotros, es de lectura obligada dado que aborda las consecuencias que tuvo la
guerra en determinadas localidades de nuestra zona que se mantuvieron fieles a
la causa borbónica. Concretamente, trata sobre los casos de Borja, Ainzón,
Ambel, Bulbuente, Mallén, Tabuenca y Trasobares.
El
autor revisa los títulos concedidos a cada una de ellas, reproduciendo en
algunos casos los documentos originales. A partir de ahí, estudia el
tratamiento que les fue otorgado y las piezas incorporadas a su heráldica. El análisis
pone de manifiesto algunos errores y el inadecuado uso en los modelos adoptados
recientemente.
Estamos
por lo tanto ante una revisión seria de una cuestión que ha preocupado a otros
investigadores, sorprendidos por la evidente falta de rigor que han venido
observando en el diseño de determinados escudos municipales e, incluso, en los
títulos de los que, en ocasiones, usan algunas localidades.
El nº
68 lleva por título El ovino, tradición y
cultura en Aragón. La Casa de Ganaderos de Zaragoza, y corresponde al
discurso de ingreso de D. Antonio Sierra Pérez en la Academia Aragonesa de
Gastronomía, junto con el de contestación del académico D. Isidro Sierra
Alfranca, por lo que ha sido coeditado con la propia Academia y la Casa de
Ganaderos, histórica institución, a cuya trayectoria alude buena parte del
discurso en el que también se destaca la importancia de su archivo. Es en el
último capítulo en el que se menciona el interés del consumo de carne de ovino
en nuestra tierra, con el título “Cordero y ternasco, cultura en el plato”,
poniendo de relieve que Aragón es con mucha diferencia donde el consumo de esta
carne por habitante es el mayor de todo el territorio español.
El
Prof. D. José Ignacio Gómez Zorraquino es el autor de la obra que lleva por
título: Para glorificar al rey y honrar a
su clientela aragonesa: los torneos a caballo de 1630 y 1585 en Zaragoza,
publicado con el nº 69 de esta serie que estamos comentando.
El
tema abordado entraña para nosotros un interés destacado, dado que ha sido
objeto de atención en el reciente congreso sobre Juan de Coloma y en otros
artículos, por parte de D. Javier Manero Lajusticia.
En
este libro se hace mención a los torneos celebrados en la capital aragonesa con
motivo de las visitas efectuadas por Felipe II (1585) y Felipe IV (1630), en
este último caso a partir de la relación que, por encargo del concejo
zaragozano, escribió Bartolomé Leonardo de Argensola.
Además
de una mención a los distintos tipos de torneos caballerescos, se dan a conocer
los lidiadores que participaron en los reseñados y, en este sentido,
encontramos participando en el de 1630 a D. Lope de Francia y Espés, VII señor
de Bureta y, en esos momentos, Jurado en Cap de Zaragoza. Por otra parte, uno
de los padrinos del conde de Sástago, otro de los participantes en el torneo de
1630, fue D. Diego Jerónimo de Vera y Deza, uno de los miembros de la ilustre
familia borjana de los Vera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario