Hasta
fechas relativamente recientes este era el aspecto que presentaba el interior
de la ermita del Sepulcro, cuando todavía no se había retirado la magnífica
imagen de Cristo yacente que ahora se exhibe en el Museo de la Colegiata.
Para
entonces ya había desaparecido la orla de madera dorada que rodeaba el espacio
en el que se venera la imagen de Cristo y la de la Virgen Dolorosa. Advertimos
que la imagen está girada, pues fue escaneada de una diapositiva antigua, muy
deteriorada, que intentaremos recuperar en su orientación correcta. La orla y
algunos de los cuadros que allí existían fueron robados, en varias de las
ocasiones en las que los amigos de lo ajeno penetraron en su interior
realizando un butrón, lo que obligó a trasladar todo su contenido.
Se
mantuvieron los lienzos de Cristo en Majestad y la Dolorosa que existían en la
parte superior, flanqueando a la representación del Descendimiento, así como
las puertas, con dos soldados romanos, que daban acceso al camarín. Finalmente,
también fueron llevados al Museo de la Colegiata, dejando únicamente en la
ermita el Descendimiento y un vaciado de la imagen de Cristo.
Ahora,
con motivo de la restauración de la ermita, se ha tomado la acertada decisión
de devolverle en parte su aspecto antiguo, para lo que se ha encargado a D.
Enrique Lacleta la realización de fotografías en alta resolución de los cuadros
citados, con el fin de reproducirlos en vinilo y colocarlos en el lugar que
ocupaban.
También
se han fotografiado las puertas, aunque el estado de las mismas sin restaurar,
ha ofrecido problemas a la hora de conseguir unas imágenes adecuadas. Más que
el valor intrínseco de las pinturas su interés radica en la fecha en que fueron
realizadas y en la posibilidad que ofrecen de contribuir a la decoración interior
de este monumento borjano que sólo se puede visitar con ocasión del canto de la
Salve Galana en la tarde del Domingo de Resurrección.
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