martes, 27 de noviembre de 2018

El lienzo de San Jerónimo de la parroquia de San Miguel de Borja


         En la antigua parroquia de San Miguel de Borja se encontraba este lienzo que, junto a otras obras que formaban parte del exorno de la misma, fueron llevadas a Tarazona cuando el templo fue alquilado, como almacén, al Servicio Nacional del Trigo.
         Junto con otro que representa a San Sebastián, retornó a Borja hace unos años y, en la actualidad, se encuentra colocado en la sacristía de la antigua colegiata de Santa María.

         En él aparece el Santo semidesnudo, golpeándose el pecho con una piedra como era habitual en muchas de las representaciones de su etapa como penitente en el desierto, tras haber renunciado a su dignidad cardenalicia que está simbolizada en el manto rojo que cubre la parte inferior de su cuerpo. Otros elementos de su iconografía que pueden verse en la obra son la obras en el suelo que aluden a su condición de traductor de la Biblia (la versión Vulgata adoptada como oficial por la Iglesia); la piedra sobre la que apoya el pie, en clara alusión a la roca que simboliza a Cristo; la calavera como recuerdo de la muerte y de lo efímero de la vida terrenal; el león vinculado a la leyenda según la cual el Santo retiró una espina de las zarpas del animal, en las que se había clavado, y agradecido le acompañó durante su estancia en el desierto; y, por supuesto, en este caso el ángel que hace sonar una trompeta, recordando la realidad del Juicio Final.




         Lo cierto es que habíamos prestado menos atención a esta obra que a su pareja San Sebastián, posiblemente porque esta última puede ser atribuida a Buenaventura Salesa y porque la de San Jerónimo nos parecía tosca en su ejecución. Pero ha sido el Dr. D. Alberto Aguilera quien nos ha llamado la atención sobre el hecho de que está inspirada en el grabado de José de Ribera que reproducimos, aunque el anónimo autor del cuadro de Borja invirtió el sentido de la composición y modificó algún detalle como el del león que en el grabado aparece con la cabeza mirando hacia un lado.

         Como todos conocen José Ribera “El Españoleto” había nacido en Xàtiva en 1591, pero a los 25 años se estableció en Nápoles donde desarrolló toda su labor artística, relacionándose con los más destacados artistas de la época.



         Entre su ingente producción, mucha de ellas destinada a colecciones privadas, abordó en numerosas ocasiones el tema de San Jerónimo. Karin Müller que dedicó su tesina en la Universidad de Marburgo a esta cuestión llegó a contabilizar entre sus obras a 19 lienzos, cuatro dibujos y tres grabados que representan al Santo, entre las que son especialmente conocidas algunas como la que le encargó el propio duque de Osuna, virrey de Nápoles, para la colegiata de Osuna.




         Pero Ribera, además de un gran pintor, fue un excelente grabador, técnica en la que inició al comienzo de su carrera y aunque sólo realizó 16 aguafuertes, ha sido considerado el mejor grabador español antes de Goya.
         Entre ellos, se encuentran dos versiones con el ángel trompetero que tuvieron amplia difusión y una de ellas fue utilizada por el desconocido artista que pintó el lienzo de Borja.
         Por ello, el descubrimiento del Dr. Aguilera Hernández viene a conferir un especial significado a esta obra de nuestra colegiata, incluyéndola en la larga relación de obras que, a lo largo del tiempo, se inspiraron en Ribera. Lo interesante sería llegar a conocer la identidad del autor que la realizó.

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